Lo que el episodio con Javier Milei revela sobre la Feria del Libro

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Todo empezó como un rumor el 4 de abril: el presidente Javier Milei iría a la Feria del Libro a presentar su último trabajo: Capitalismo, socialismo y la trampa neoliberal, un libro compuesto por varios artículos del que conversó con Infobae. Faltaban más de 20 días para la inauguración de la Feria y la noticia atravesó las redacciones y las redes. Pero sobre todo sorprendió en la Fundación El Libro, la entidad que organiza la Feria. Por primera vez en muchos años, el Estado Nacional había retirado todos su stands en la Feria.

En otra palabras, bajo el gobierno de Javier Milei el Estado le daba la espalda a lo que es el evento cultural -¿y político?- más importante del país. No estaría el enorme stand de Presidencia y hasta habían ordenado retirar el de Banco Nación, cuya presencia ya había sido acordada con sus autoridades. Primero dijeron que con el de Presidencia se ahorrarían 300 millones de pesos, que se destinarían a comprar libros. Después que, con el armado, se ahorrarían 450. La Feria del Libro siempre objetó estos números y sostuvo que el stand saldría 80, no 300, armado aparte.

En un guiño político, el espacio que dejó Presidencia lo ocupó… la Provincia de Buenos Aires, que comanda Axel Kiciloff. Pero donde estaba el Banco Nación ahora hay un café, con mesitas y todo. Queda raro entre los libros pero así es el mercado.

La Noche de la Ciudad en la Feria del Libro: una multitud. (Fundación El Libro) (Fundación El Libro/)

Mientras tanto se preparaba el acto inaugural, el espacio donde todos los años –como le dijo el editor Alejandro Katz a Infobae– “el sector editorial le dice en voz alta cosas al poder político”. ¿Iba a poner la cara La Libertad Avanza? ¿Se iban a exponer a silbidos y carteles como los que enfrentó en su momento Pablo Avelluto, entonces a la cabeza de Cultura por el PRO? El secretario Leonardo Cifelli decía que sí y extraoficialmente comentaban que estaba “preparado” para enfrentar a un sector enojado por cosas como la supresión de la Ley de Precio Fijo para los libros, la suspensión de la compra de 14 millones de libros educativos y los recortes varios en el área cultural.

Tenía motivos para ser precavido. Ya antes de la apertura Alejandro Vaccaro -el presidente de la Fundación El Libro, que organiza la Feria- había advertido: “Nosotros vamos a tomar todos los recaudos de seguridad, pero no podemos impedir que la gente manifieste su descontento con un gobierno que ha sido fuertemente hostil con la cultura”. Lo iban a silbar, avisado. Cifelli sostuvo que iba, que iba, que iba… pero al final se bajó.

Por el mismo lado fue Vaccaro con la presentación del libro de Milei. El 22 de abril, antes de la apertura, comentó: “La verdad es que veo con sorpresa que el presidente Milei venga a presentar un libro en la Feria”. Porque el suyo es, dijo, “el gobierno más hostil a la cultura que yo recuerde”. En distintos medios repitió la idea: por un lado nos desprecia, por otro usa el espacio.

El secretario de Cultura Leonardo Cifelli fue a la Feria del Libro pero no participó de la inauguración.

Así que, lo que se sabe: en la inauguración no hubo representación oficialista, Vaccaro dio un discurso duro contra las políticas de Milei: “Los verdaderos hacedores de este megaevento que años tras año se supera –o sea la gente, los lectores que nos acompañan- observan con perplejidad que las medidas económicas que se toman desde las más altas esferas del gobierno, los arrastran sin compasión a un mundo lejano, muy lejano al paraíso que imaginaba Borges”, dijo para arrancar. Señaló que la pérdida de poder adquisitivo generalizada afectaría, cómo no, la venta de libros. Y sostuvo que este año la producción local “será paupérrima”. Por el mismo lado fue la escritora Liliana Heker y los dos fueron ovacionados. Entonces Vaccaro lanzó una chicanita. Con un presidente ahí había que hacerse cargo de la seguridad: “No hay plata”, dijo. En la sala le festejaron el chiste.

¿Era un gran escenario para presentar el libro? Sí, porque era LA FERIA. Y porque Milei ya había estado en esos escenarios en 2022 y en 2023 y los dos años había arrasado. “No son solo jovencitos furiosos”, le dijo una compañera a esta cronista en 2022, tras recorrer la fila. Había visto familias llegadas desde los suburbios, obreros que se habían tomado el tren y el colectivo para escucharlo. Algo profundo se movía bajo esas aguas, advirtió la colega con certeza.

El año pasado Milei hizo su acto en la sala más grande de la Feria. Era candidato: ¿qué tendría que hacer ahora como Presidente? Alguien -dicen que Karina- pensó en grande: la Pista Central de La Rural. Un detalle: no forma parte de la Feria, no es lo que la Feria alquila. Está ahí, pero no se usa salvo -informalmente- para flojar los pies después de largas recorridas. Diseñaron un show con pantallas gigantes, streaming, seguridad, baños. Para seis mil personas, dijeron en conversaciones con la Feria. Productores independientes calcularon para Infobae el costo: unos 60.000 dólares, sin contar el alquiler del espacio, del que nunca se habló.

Javier Milei en la Feria del Libro 2023. (Foto: Franco Fafasuli) (Franco Fafasuli/)

Sería la primera vez que un Presidente en ejercicio presentara un libro en la Feria. Superaría a la presentación de Sinceramente, el libro que Cristina Kirchner llevó a la Feria, con la entonces presidenta de la Fundación El Libro, Teresa Carbano, sentada junto a ella en el escenario: ¿hacía falta esa proximidad entre la mayor autoridad de la Feria y una figura política tan relevante como disruptiva? Mil personas -invitados todos- en la sala, muchísimos militantes afuera. Así había sido lo de Cristina, un acto masivo, pero un acto de la Feria. Lo de Milei venía para más.

Según avanzaba la Feria se ajustaban los detalles de la presentación del Presidente. En principio, la Fundación El Libro no se haría cargo económicamente de nada: entre Presidencia, la Casa Militar y una productora cercana a Karina Milei arreglarían todo. En voz baja ya deslizaban algunas preocupaciones: el tema es quién entra, decían. Tiene que poder participar cualquiera con su entrada a la Feria, decía. Piden mucha entradas gratis, decían. Los expositores tenían otro temor: ¿6000 seguidores de Milei enfervorizados, arengados? ¿No habría problemas después, no habría que poner seguridad pero no para el Presidente sino para los expositores?

Mientra esto se hablaba en los pasillos llegó el día de la aparición en la Feria del Libro de la otra gran figura de las últimas elecciones, Sergio Massa. Era el 27 de abril, pero no fue. Se dijo que el libro no estaba terminado. Se insinuó que no quería que el acto quedara chico frente al que preparaba Milei.

El público en la presentación de «Sinceramente» en la Feria del Libro 2019 (Julieta Ferrario)

Runrún viene, runrún va, las reuniones seguían y la presentación de Milei ya parecía un hecho. Alguien habló de ese “espacio icónico”, la Pista de la Rural, donde silbaron a Alfonsín. Otros de ese lugar “de animales y doma”. Era un gran escenario, sin duda, imponente, fundacional. Pero el 1° de mayo, por la radio, el Presidente dejó saber que había cambiado de idea. Lo hizo a su manera, con los tapones de punta: “Nos hace sospechar que hay un tema de sabotear la presentación y hacerlo al estilo kirchnerista, de modo violento”, dijo.

Vaccaro, por su parte, contó a Infobae que el día anterior la Fundación se había reunido con la Casa Militar y la producción del evento y se habían puesto de acuerdo en todo. Pero, aclaró, les habían pedido “5000 entradas gratuitas”. La Feria estaba dispuesta a otorgar hasta 200. Cuentas: 5000 entradas a 5000 pesos son 25 millones de pesos. Y la manija sobre quiénes son los invitados.

“Nuestra intención era que el Presidente viniera a la Feria, que presentara su libro, que sus simpatizantes pudieran compartirlo con él, aplaudirlo, vitorearlo y que se retiraran! en perfecta armonía”, dice ahora, que todo pasó, Alejandro Vaccaro. “Desafortunadamente, por razones que nosotros desconocemos, se suspendió. Las argumentaciones que se dieron fueron realmente pequeños disparates: que éramos kirchneristas, que íbamos a traer barras bravas de Nueva Chicago para sabotear el acto… cualquier persona con una mínima dosis de inteligencia sabe que si nosotros hacemos eso los primeros perjudicados somos nosotros, porque la Feria es la fiesta de la familia.”

Posteo sobre la presentación de Javier Milei en la Feria del Libro

Efectivamente, en las redes ya aparecieron voces hablando de la Feria como un ámbito “cooptado por el kichnerismo”: el Presidente retuiteó esas ideas. “¿Habrá un momento -se pregunta Alejandro Vaccaro- en que pararán de decir mentiras y acusaciones falsas? ¿Habrá un límite o son capaces de cualquier cosa?” El presidente Milei declinó la invitación de Infobae a comentar estos hechos.

Mientras tanto, la fiesta de los libros sigue, los escritores de Lisboa, la ciudad invitada, hablan con el público y este sábado los pasillos se inundadoron de visitantes.

“Cuántos libros, cuántas ideas”, le decía un nieto de 11 años a su abuela, caminando por las pasillos. “Cuánta gente que pensó cosas”.

La Feria del Libro, este sábado 4 de mayo. (Fotos FEL) (bElloMO/)

Eso: ideas, voces que hablan de miradas antitéticas del mundo. Descripciones de paraísos que para otros son infiernos. Uno al lado del otro. Ruido, aplausos. Abucheos. “A la Feria del Libro va gente que no me gusta”, escribió esta cronista el año pasado. Allí decía que va gente que no me gusta pero que me gusta que vaya, así es la democracia.

Alguien señaló en estos días que la Feria había quedado en el mismo nivel de interlocución del Presidente. Que Milei la había puesto de igual a igual. Quizás tenga razones para haber hecho eso Milei: la Feria no es un lugar de venta de libros nomás. Es ese encuentro, esas ideas, esa pujanza, esa posiblidad de imaginar mundos mejores. Esa convocatoria única. La Feria es más que sus propios funcionarios, que pueden tener una ideología u otra. No es un hombre: es la fuerza de miles de personas que hacen libros, los que los imaginan, los que los escriben, los que los ilustran, los que los imprimen. Es la fuerza de muchas más personas que los leen y viven con ellos. Por eso la Feria puede discutir con cualquiera, tiene con qué.

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