Las autoridades de Venezuela y Honduras han sido las primeras en comunicar al Gobierno mexicano su respaldo frente a la incursión protagonizada esta pasada noche por la Policía ecuatoriana en la Embajada de México en el país para detener al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, asilado político dentro de la legación.
En un comunicado a la nación, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, defendió la operación policial al esgrimir que una condena previa contra Glas prevalecía sobre una condición de asilado político cuya validez además fue disputada por el mandatario ecuatoriano.
Noboa, además, lamentó que la diplomacia mexicana había «abusado de las inmunidades y privilegios» al conceder al exvicepresidente un «asilo diplomático contrario al marco jurídico convencional» antes de reiterar que Glas ya había sido «condenado con sentencia ejecutoriada y contaba con disposición de captura emitida por las autoridades competentes».
En respuesta, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha condenado «el asalto» a la Embajada en lo que describió como una operación para «secuestrar» al exvicepresidente.
La incursión policial, denunció Castro en su cuenta de la red social X, «constituye un acto intolerable para la comunidad internacional, dado que ignora el histórico y fundamental derecho al asilo. Repudiamos enérgicamente esta violación a la soberanía del Estado mexicano y al derecho Internacional».
También el ministro de Exteriores de Venezuela, Yvan Gil, ha comparecido en redes para transmitir, en conversación con su homóloga mexicana, Alicia Bárcena, «la solidaridad absoluta del presidente (de Venezuela) Nicolás Maduro» a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador «ante este acto de barbarie que viola todos los principios del derecho Internacional».