Alfredo Valenzuela
Sevilla, 19 may (EFE).- El profesor Alejandro Nieto, que fue director del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que estuvo publicando libros y artículos hasta semanas antes de su fallecimiento en octubre pasado, a los 93 años, ha recibido un homenaje en forma de libro por parte de una veintena de juristas, entre ellos algunos de los más prestigiosos del país.
‘En recuerdo de Alejandro Nieto’ (Comares) es el libro colectivo en el que intervienen Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española (RAE); el ex fiscal general del Estado Eligio Hernández; los impulsores de Ciudadanos Francisco Sosa Wagner y Francesc de Carreras, y Mirta Sotelo de Andreau, entre otros magistrados, catedráticos y juristas.
Todos ellos han sido convocados por el juez, editor y memorialista Miguel Ángel del Arco, fundador de los sellos granadinos Comares y La Veleta y quien, como muchos de los participantes en este apresurado homenaje, mantuvo relación de amistad con Nieto y de alguna manera se reconoció discípulo suyo.
A pesar de la nutrida nómina de coautores, el libro apenas supera las 120 páginas, puesto que la solicitud del editor, con carácter de urgencia, era dar testimonio escrito «en caliente», de tal modo que alguno de los textos se reconoce como obituario y son frecuentes los que aluden a la fecha del fallecimiento como algo que acaba de suceder.
Del Arco ha sido también editor de alguno de los libros de Alejandro Nieto, como las memorias que publicó el mismo año de su muerte, tituladas ‘El mundo visto a los noventa años’, o el ensayo sobre la actual crisis jurídica y política de España, ‘Entre la Segunda y la Tercera República’, también publicado hace poco más de un año.
Nieto obtuvo el Premio Nacional de Ensayo con «Los primeros pasos del Estado constitucional», mientras que su visión crítica cristalizó en títulos como ‘La organización del desgobierno’, ‘La nueva organización del desgobierno’ o ‘El desgobierno de lo público’, sobre la realidad política y administrativa española, la precariedad de la Administración de Justicia y la actuación de un Consejo del Poder Judicial «manipulado por los partidos políticos».
Entre los libros que «coronan de manera insuperable» su obra jurídica e intelectual, Eligio Hernández ha señalado ‘Testimonios de un jurista (1930-1917)’.
Esa obra, según escribe Hernández, concluye que «la quiebra fundamental (que padece España) estriba en la incapacidad del Estado actual, pese a su arrogancia, para garantizar la seguridad de los ciudadanos, añadiendo que la justicia que se administra no alcanza los niveles que la sociedad exige al Derecho, lo que acarrea que el sueño de la igualdad se haya desvanecido».
La visión crítica de Nieto no cejó ni durante sus últimos meses de vida, cuando en ingreso hospitalario o recibiendo ya intensos cuidados médicos, efectuó una crítica a la nueva ley de Memoria Democrática, de la que dijo que padece «enormes errores técnicos».
Esos errores, según alertó, se deben a que las fechas que establece para su actuación esa norma son «una maniobra para alejar de la ley acontecimientos que incomodan al legislador; pero la historia no puede cortarse como si fuera una salchicha».
Muchos de los textos reunidos en las páginas de «En recuerdo de Alejandro Nieto» hacen referencia a su personalidad como humanista y aluden a las relaciones de amistad y a las conversaciones y la correspondencia que mantuvo con los coautores, sin eludir las anécdotas, como la referida por el propio Miguel Ángel del Arco, quien se confiesa emocionado hasta la lágrima al evocar su figura.
Esa anécdota refiere que cuando hace casi cincuenta años Alejandro Nieto era profesor en la Facultad de Derecho de la Autónoma de Barcelona, tapiaron la puerta que daba a los aparcamientos de aquella facultad en construcción, con lo que obligaban a los profesores y a los alumnos a dar un enorme rodeo hasta la puerta principal.
La cosa fue que sorprendieron a un profesor llevándose a un sillón y en vez de condenar al profesor condenaron a la puerta. Alumnos y profesores protestaron y pidieron por los cauces académicos su reapertura, pero sólo obtuvieron silencio por respuesta, de modo que Alejandro Nieto, tras convocar a sus discípulos, cogió una piedra de regular tamaño y abrió la puerta a golpes.
Hubo quien rechazó aquel gesto por considerarlo agresivo, pero Nieto explicó que, por el contrario, su actuación fue un canto a la racionalidad y al sentido común. EFE
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