Londres, 29 abr (EFE).- Aplicar un impuesto sobre la extracción de combustibles fósiles en los países más ricos del planeta podría llegar a recaudar un total de 720.000 millones de dólares (unos 670.000 millones de euros) en 2030, según reveló un informe publicado este lunes.
La guía del ‘Impuesto sobre los daños climáticos’, apoyada por más de 100 organizaciones climáticas entre las que se encuentran Greenpeace y Power Shift Africa, consideró la posibilidad de añadir una tarifa por tonelada de dióxido de carbono relacionada con la extracción doméstica de carbón, petróleo y gas natural.
Del importe obtenido, la mayoría podría destinarse a los territorios que sufran las mayores consecuencias del cambio climático, y, en torno a un 20 %, reservarse con objeto de apoyar la transición energética en el país que lo recauda.
Asimismo, de acuerdo con el informe, la aplicación de este impuesto —especialmente si se incrementa anualmente— ayudaría a acelerar el fin de los combustibles fósiles, al aumentar su precio de producción.
El plan de ‘Impuesto sobre los daños climáticos’ incluiría a todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que tendrían que pagar 5 dólares (alrededor de 4,70 euros) por tonelada de CO₂ a partir de 2024, incrementándose cada año hasta 2030 en 5 dólares adicionales.
En el caso de seguir este programa, la recaudación sería 1.300 veces mayor que el coste de reparación de los daños causados por el ciclón Freddy, el cual obligó a desplazarse a más de medio millón de personas en el sur de África en 2023.
Aun así, según el estudio, tan solo con aplicar este impuesto de forma progresiva en los países del G7 —Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido—, se podrían alcanzar los 540.000 millones de dólares (algo más de 500.000 millones de euros) para 2030.
Según el coautor del informe y director de la organización Stamp Out Poverty, David Hillman, este estudio demuestra que la financiación para los daños climáticos se puede lograr y, lo contrario, sería «imperdonable».
«El plan ‘Impuesto sobre los daños climáticos’ prueba que los países más ricos y poderosos económicamente, los cuales tienen la mayor responsabilidad del cambio climático, no necesitan mirar más allá de sus industrias de combustibles fósiles para recaudar decenas de miles de millones al año mediante impuestos más estrictos», sentenció.