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Para 2025, Nestlé promete no utilizar en sus productos ningún plástico que no sea reciclable. Para ese mismo año, L’Oreal dice que todos sus envases serán «rellenables, reutilizables, reciclables o compostables».
Y para 2030, Procter & Gamble se compromete a reducir a la mitad el uso de resina plástica virgen procedente del petróleo.
Para conseguirlo, estas empresas y otras están promoviendo una nueva generación de plantas de reciclaje, llamadas de reciclaje «avanzado» o «químico», que prometen reciclar muchos más productos de los que se pueden reciclar hoy en día.
Hasta ahora, el reciclaje avanzado está teniendo dificultades para cumplir sus promesas. Sin embargo, la industria del plástico considera que esta nueva tecnología es la solución a un problema mundial de residuos que se está disparando.
El método tradicional de reciclaje consiste simplemente en triturar y fundir los residuos plásticos. Los nuevos operadores de reciclaje avanzado afirman que pueden descomponer el plástico mucho más, en componentes moleculares más básicos, y transformarlo en plástico nuevo.
PureCycle Technologies, una empresa que ocupa un lugar destacado en los compromisos de Nestlé, L’Oréal y Procter & Gamble en materia de plásticos, dirige una de estas instalaciones, una planta de 500 millones de dólares en Ironton, Ohio. En principio, la planta iba a empezar a funcionar en 2020, con capacidad para procesar hasta 182 toneladas diarias de polipropileno desechado, un plástico difícil de reciclar muy utilizado en vasos de un solo uso, potes de yogur, cápsulas de café y fibras de ropa.
Pero los últimos meses de PureCycle han estado llenos de contratiempos: problemas técnicos en la planta, demandas de accionistas, dudas sobre la tecnología y un sorprendente informe de inversores contrarios que ganan dinero cuando cae el precio de las acciones. Dijeron que habían sobrevolado las instalaciones con un dron y que la planta estaba lejos de poder fabricar mucho plástico nuevo.
PureCycle, con sede en Orlando, Florida, dijo que seguía en marcha. «Estamos aumentando la producción», dijo su director ejecutivo, Dustin Olson, durante una reciente visita a la planta, una constelación de tuberías, tanques de almacenamiento y torres de refrigeración en Ironton, cerca del río Ohio. «Creemos en esta tecnología. Hemos visto que funciona», afirmó. «Estamos dando pasos de gigante».
Nestlé, Procter & Gamble y L’Oréal también han expresado su confianza en PureCycle. L’Oréal dijo que PureCycle era uno de los muchos socios que desarrollan una serie de tecnologías de reciclado. P&G dijo que esperaba utilizar el plástico reciclado para «numerosas aplicaciones de envasado a medida que aumenten la producción». Nestlé no respondió a las solicitudes de comentarios, pero ha dicho que está colaborando con PureCycle en «tecnologías de reciclaje innovadoras».
Los problemas de PureCycle son una muestra de los infortunios a los que se enfrentan una nueva generación de plantas de reciclaje que han tenido dificultades para seguir el ritmo de la creciente ola de producción mundial de plástico, que según los científicos podría casi cuadruplicarse a mediados de siglo.
Una planta de reciclaje químico de Tigard, Oregón, una empresa conjunta de Agilyx y Americas Styrenics, está a punto de cerrar tras sufrir pérdidas millonarias. Una planta de Ashley, Indiana, cuyo objetivo era reciclar 100.000 toneladas de plástico al año para 2021, solo había procesado 2000 toneladas en total a finales de 2023, tras sufrir incendios, vertidos de aceite y quejas sobre la seguridad de los trabajadores.
Al mismo tiempo, muchas de las instalaciones de reciclaje de nueva generación están convirtiendo el plástico en combustible, algo que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) no considera reciclaje, aunque los grupos de la industria afirman que parte de ese combustible puede convertirse en nuevo plástico.
En general, las plantas de reciclaje avanzado tienen dificultades para hacer mella en los cerca de 36 millones de toneladas de plástico que los estadounidenses desechan cada año, más que ningún otro país. Incluso si las 10 plantas de reciclaje químico que quedan en Estados Unidos funcionaran a pleno rendimiento, procesarían en conjunto unas 456.000 toneladas de residuos plásticos, según un recuento reciente de Beyond Plastics, un grupo sin fines de lucro que aboga por controles más estrictos de la producción de plásticos. Tal vez sea suficiente para aumentar en un punto porcentual la tasa de reciclaje de plásticos, que lleva décadas por debajo del 10 por ciento.
Para los hogares, esto ha significado que gran parte del plástico que depositan para reciclar no se recicla en absoluto, sino que acaba en los vertederos. Averiguar qué plásticos son reciclables y cuáles no se ha convertido, básicamente, en un juego de adivinanzas. Esta confusión ha dado lugar a un flujo de basura no reciclable que contamina el proceso de reciclaje y atasca el sistema.
«La industria intenta decir que tiene una solución», dijo Terrence Collins, catedrático de Química y Ciencias de la Sostenibilidad de la Universidad Carnegie Mellon. «Es una no-solución».
‘Lavadora molecular’
Era un día muy esperado de junio del año pasado en las instalaciones de PureCycle en Ironton: la empresa acababa de producir su primer lote de lo que describe como granulado de polipropileno reciclado «ultrapuro».
Ese hito llegó con varios años de retraso y más de 350 millones de dólares de sobrecostos. Sin embargo, la empresa parece haberlo conseguido. «Nadie más puede hacer esto», dijo Jeff Kramer, director de la planta, a un equipo de noticias local.
PureCycle lo había logrado al obtener la licencia de un método revolucionario –desarrollado por investigadores de Procter & Gamble a mediados de la década de 2010, pero no probado a escala– que utiliza diluyente para disolver y purificar el plástico y convertirlo otra vez en uno nuevo. «Es como una lavadora molecular», explicó Olson.
Hay una razón por la que Procter & Gamble, Nestlé y L’Oréal, algunos de los mayores usuarios de plástico del mundo, están entusiasmados con esta tecnología. Muchos de sus productos están fabricados con polipropileno, un plástico que transforman en una plétora de productos mediante tintes y rellenos. P&G ha declarado que utiliza más polipropileno que ningún otro plástico, más de medio millón de toneladas al año.
Pero esos aditivos dificultan el reciclado del polipropileno.
La EPA calcula que se reprocesa el 2,7 por ciento de los envases de polipropileno. Pero PureCycle prometía tomar cualquier polipropileno –vasos de cerveza desechables, parachoques de coche, incluso carteles de campaña– y eliminar los colores, olores y contaminantes para transformarlo en plástico nuevo.
Poco después del hito de junio, llegaron los problemas.
El 13 de septiembre, PureCycle comunicó que su planta había sufrido una falla eléctrica el mes anterior que había interrumpido las operaciones y provocado el fracaso de una junta de vital importancia. Eso significaba que la empresa sería incapaz de cumplir los hitos clave, dijo a los prestamistas.
En noviembre, Bleecker Street Research –una empresa neoyorquina dedicada a la venta en corto de acciones, una estrategia de inversión que consiste en apostar por la caída del precio de las acciones de una empresa– publicó un informe en el que afirmaba que los pellets blancos que habían salido de la línea de PureCycle en junio no se reciclaban a partir de residuos plásticos. Los agentes de ventas en corto afirmaban, en cambio, que la empresa simplemente había hecho pasar polipropileno virgen por el sistema como parte de una prueba de demostración.
Olson dijo que PureCycle no había utilizado residuos de consumo en la ejecución de junio de 2023, pero que tampoco había utilizado plástico virgen. En su lugar se había utilizado chatarra conocida como «postindustrial», que es lo que queda del proceso de fabricación y que de otro modo iría a un vertedero, dijo.
Bleecker Street también dijo que había sobrevolado las instalaciones con drones con sensores de calor y que había encontrado pocos indicios de actividad a escala comercial. La empresa también planteó dudas sobre el disolvente que PureCycle utilizaba para descomponer el plástico, calificándolo de «un menjunje de pesadilla» difícil de gestionar.
PureCycle ha sido demandada por otros inversores que acusan a la empresa de hacer declaraciones falsas y engañar a los inversores sobre sus contratiempos.
Olson se negó a describir el disolvente. Los archivos reguladores revisados por The New York Times indican que se trata de butano, un gas altamente inflamable, almacenado a presión. La empresa describió los riesgos de explosión, citando un «peor escenario» que podría causar quemaduras de segundo grado a poco menos de un kilómetro de distancia, y dijo que para mitigar el riesgo, la planta estaba equipada con rociadores, detectores de gas y alarmas.
En busca de la ‘economía circular’
No es raro, por supuesto, que cualquier nueva tecnología o instalación experimente contratiempos. La industria del plástico afirma que estos proyectos, una vez en marcha, acercarán al mundo a una economía «circular», en la que las cosas se reutilizan una y otra vez.
Los grupos de presión de la industria del plástico promueven el reciclaje químico. En una audiencia celebrada en Nueva York a finales del año pasado, los grupos de presión de la industria señalaron la promesa del reciclaje avanzado para oponerse a un proyecto de ley de reducción de envases que acabaría imponiendo una reducción del 5o por ciento de los envases de plástico. Y en las negociaciones para un tratado mundial sobre los plásticos, los grupos de presión están instando a los países a considerar la ampliación del reciclaje químico en lugar de tomar medidas como la restricción de la producción de plástico o la prohibición de las bolsas de plástico.
Una portavoz del Consejo Estadounidense de Química, que representa a los fabricantes de plásticos y a las empresas petroleras y de gas que producen los componentes básicos del plástico, afirmó que el reciclaje químico puede «complementar el reciclaje mecánico, ya que se ocupa de los plásticos más difíciles de reciclar que los mecánicos a menudo no pueden hacerse cargo».
Los grupos ecologistas señalan que las empresas recurren a una vieja estrategia de promoción del reciclaje para justificar la venta de más plástico, a pesar de que la nueva tecnología aún no está lista para su uso. Mientras tanto, dicen, los residuos plásticos ahogan ríos y arroyos, se amontonan en vertederos o se exportan.
«Estas grandes empresas de marcas de consumo están por encima de sus posibilidades», dijo Judith Enck, presidenta de Beyond Plastics y antigua administradora regional de la EPA. «Si miramos detrás del telón, vemos que estas instalaciones no funcionan a gran escala y no son sostenibles desde el punto de vista medioambiental», dijo.
La mejor solución, indicó, sería «fabricar menos plástico».
Visita a la planta
Olson recorrió recientemente el cavernoso almacén de la planta de PureCycle en Ironton, construida en una antigua fábrica de Dow Chemical. Desde enero, PureCycle ha procesado principalmente residuos de plástico de consumo y ha producido alrededor de 589.670 kilos de polipropileno reciclado, o aproximadamente el 1 por ciento de su objetivo de producción anual.
«Esta es una bolsa en la que cabría comida para perros», dijo señalando un fardo de bolsas de plástico tejidas. «Y estos son carritos de fruta que se ven en los mercadillos. Podemos reciclar todo eso, lo cual está muy bien».
La planta tenía una válvula defectuosa descubierta el día anterior, por lo que no salían pellets de la línea. Olson sacó un celular para mostrar una foto de una válvula con una línea oscura que recorría su interior. «No debería tener ese aspecto», dijo.
La empresa envió más tarde un video de Olson junto a los pellets blancos que volvían a salir de su línea de producción.
PureCycle dijo que cada kilogramo de polipropileno que recicla emite alrededor de 1,54 kilogramos de dióxido de carbono que calientan el planeta. Esta cifra está a la par con la medida de emisiones de polipropileno virgen utilizada habitualmente en la industria. PureCycle afirmó que estaba mejorando esa medida.
Nestlé, L’Oréal y Procter & Gamble siguen mostrándose optimistas respecto a esta tecnología. En noviembre, Nestlé dijo que había invertido en una empresa británica que separaría más fácilmente el polipropileno de otros residuos plásticos.
Es «solo uno de los muchos pasos que estamos dando en nuestro camino para garantizar que nuestros envases no acaben como residuos», declaró la empresa.
Hiroko Tabuchi cubre la relación entre los negocios y el clima para el Times. Ha sido periodista por más de 20 años en Tokio y Nueva York. Más de Hiroko Tabuchi
Pellets de polipropileno reciclado en una planta de PureCycle Technologies en Ironton, Ohio. (Maddie McGarvey/The New York Times)
Residuos de plástico prensados en la planta de PureCyle. Nestlé, Procter & Gamble y L’Oréal han expresado su confianza en la empresa a pesar de sus primeros reveses. (Maddie McGarvey/The New York Times)