Barcelona, 12 may (EFE).- En junio de 1994, hace ya tres décadas, se celebraba el primer Sónar, un festival de ADN irreproducible que mañana abre su edición número 31 con un programa de creación musical y digital de más de 200 shows, entre ellos los de Air, Vince Staples o Jessie Ware y en el que Enric Palau, uno de sus codirectores, anima a «zambullirse» sin prejuicios.
Desde el jueves 13, hasta bien entrada la madrugada del domingo 16 de junio, el recinto de Fira Montjuic acogerá las actuaciones y actividades expositivas diurnas del Sónar, mientras que las de noche, más centradas en las propuestas hedonistas del baile y la pista, pasará a los cuatro escenarios de mayor capacidad habilitados en Fira Gran Vía.
Una infraestructura milimetrada, ya que este festival, que funciona siempre como un reloj digital de la NASA, tiene la fama bien ganada de que los conciertos empiezan a su hora y de que no suelen producirse las típicas sorpresas habituales en estos macroeventos que mueven a decenas de miles de personas (120.000 en la edición de 2023).
Enric Palau, codirector del festival junto a Sergi Caballero y Ricard Robles, señala a EFE algunos de sus indispensables en el área musical de una edición que en el ámbito expositivo y de debate ha centrado el foco -con varias charlas previstas- en el desarrollo vertiginoso de la inteligencia artificial, una herramienta tecnológica que siempre ha estado en el rádar del Sónar.
«Entre las propuestas amables, para todo el público, tengo muchas ganas de bailar disco con Jessie Ware, una compositora y una artista increíble que estará el viernes por la noche coincidiendo con la banda clásica de este año, Air, que presenta ‘Moon Safari’, su álbum emblemático, con una propuesta escénica superelegante», apunta Palau acerca del esperado concierto que el dúo francés ofrecerá para conmemorar los 25 años de la publicación del disco.
El cartel musical engloba artistas y bandas de géneros y orígenes múltiples, entre los que, por citar algunos, hay nombres conocidos como el rapero Vince Staples (sábado noche), la dj belga Charlotte de Witte (sábado, 15), el veterano Laurente Garnier (viernes tarde), o el productor canadiense Kaytrenada (viernes noche).
Pero como siempre se trata tan sólo de la punta del iceberg Sónar, que sabe rebuscar (y encontrar) por las escenas microlocales de todo el planeta para que el público tenga ante sí un atlas musical impredecible, también con presencia de artistas españoles (pablopablo o Judeline, entre ellos).
«Invitaría al público a zambullirse en el festival con una mente muy abierta y unos oídos abiertos a descubrir nuevas cosas. Habrá infinidad de pequeñas joyas que ganarán brillo o que se descubrirá su brillo en el festival», indica el codirector.
En lo expositivo o no estrictamente musical, Palau remarca que esa inmersión incidirá en la relación de la inteligencia artificial con la creación escénica, vinculada en este caso con el cuerpo humano y el movimiento.
«Hay una línea artística que se verá en los escenarios que no le diría danza a secas: Candela Capitán, que es coreógrafa, Kianí del Valle, también coreórafa y bailarina, la gente de Gabber Eleganza, o Blackhaine que es un artista que empezó a hacer música para bailarla él mismo, ejemplos que se verán sobre todo en Sónar día de esa conexión de la música electrónica con el cuerpo, con el movimiento», explica el programador.
Palau también avanza que habrá «alguna sorpresa en cuanto a dispositivos técnicos» de Sónar Noche para darle mayor espectacularidad a los shows.
«Estamos trabajando con PrintWorks (pioneros de la cultura de club) un colectivo que ha tenido el que digamos ha sido el club emblemático en Londres de los últimos años, muy reconocidos por su dispositivo escénico y visual y que serán los encargados de uno de los escenarios de noche. Trabajamos para que esa propuesta, la experiencia de escuchar y ver a estos artistas, sea una de las diferencias, una de las novedades de este año», ha subrayado. EFE
saf/gcm/mg/bal
1012172
(Vídeo)