Berlín, 12 abr (EFE).- El canciller alemán, Olaf Scholz, comienza mañana una visita a China en un viaje que se enmarca en la nueva estrategia del Gobierno alemán para el gigante asiático, al que ve como «socio, competidor y rival», y con la aspiración de lograr trasladar a sus autoridades la importancia de Pekín como mediador en conflictos como la guerra rusa en Ucrania.
El próximo día 16, última jornada de las tres de su segunda visita a China desde que gobierna Alemania, Scholz se reunirá con el presidente chino, Xi Jinping, y también con el primer ministro, Li Qiang.
«Tenemos un amplio abanico de temas geopolíticos en la agenda y naturalmente también las relaciones económicas, pues China sigue siendo un socio importante, si bien tenemos cuestiones en cuanto a la competición en igualdad de condiciones», señaló el propio canciller la víspera del viaje.
Desde círculos gubernamentales se subraya la importancia del viaje al considerar «imprescindible» el «intercambio continuo al más alto nivel» de cara a uno de los grandes desafíos geopolíticos que supone la cuestión de cómo encajar una China económicamente creciente en el orden mundial del siglo XXI.
Las grandes cuestiones globales sólo pueden resolverse junto con China, destacan las fuentes, que apuntan a tres grandes bloques temáticos en lo que respecta a las conversaciones en China: la economía y el comercio, la protección de bienes globales como la biodiversidad y aspectos como la transición energética y el cambio climático, y por último, los retos geopolíticos.
En este último punto, el Gobierno alemán quiere trasladar a las autoridades chinas y al presidente Xi, en particular, que la guerra en Ucrania «afecta directamente a los intereses centrales de Alemania y de Europa» y subrayar que la Carta de Naciones Unidas debe seguir siendo la base de un orden mundial basado en normas.
En este sentido, y debido a las estrechas relaciones entre China y Rusia, Berlín considera que Pekín tiene medios para influir en Moscú para que cumpla estos principios que prohíben las guerras de agresión y establece la inviolabilidad de las fronteras.
Así, una esperanza de cara a este viaje es lograr que China «desempeñe un papel más activo» en los esfuerzos para poner fin a la guerra de agresión rusa en Ucrania con su capacidad de influir en Rusia.
Por otra parte, el Gobierno alemán ve con preocupación el suministro de bienes por parte de China a Rusia que, en cualquier caso, considera Berlín, permiten a ese país llevar a cabo la guerra de agresión contra Ucrania de la manera que lo hace, y que por lo tanto, tiene una función «facilitadora».
El Gobierno alemán cree ver indicios de que con el creciente peso económico de China, Pekín quiere desempeñar un papel más importante en materia geopolítico, como por ejemplo, la mediación entre Arabia Saudí e Irán o el hecho de que haya nombrado un enviado especial para la guerra rusa en Ucrania.
El gran desafío es cómo acompañar este crecimiento económico y político en diálogo con China para garantizar que de ahí no surjan nuevos conflictos, subrayan las fuentes.
En materia económica, destacan, la estrategia del Gobierno alemán para China no tiene como objetivo reducir el comercio con ese país sino, al contrario, ampliarlo, pero teniendo en cuenta la necesidad de reducir riesgos y diversificar.
En este ámbito, Scholz, que viaja acompañado de una delegación de empresarios, irá el domingo la ciudad central china de Chongqing, con unos 33 millones de ciudadanos, donde visitará una fábrica de una empresa alemana que se dedica a producir propulsores de hidrógeno sostenibles.
El lunes, el canciller se desplazará a una empresa alemana de plásticos que trabaja en tecnologías verdes y sostenibles.
El martes, participará junto al primer ministro chino en una sesión del Comité Asesor Económico sino-alemán.
El canciller estará compaña en este viaje por los titulares alemanas de Medio Ambiente, Steffi Lemke, de Transporte y Digitalización, Volker Wissing, y de Agricultura, Cem Özdemir. EFE
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