Rocío Muñoz Jiménez
Lisboa, 12 jun (EFE).- Lisboa acogió de nuevo este miércoles, tras 66 años de tradición, una de sus citas más románticas con las bodas de San Antonio, que deben su nombre al sacerdote que hacía posibles los «Sí, quiero» en el siglo XIII, y que ahora permite a parejas con dificultades económicas casarse con todos los gastos pagados.
Quince parejas se convirtieron en «marido y mujer» en una iniciativa organizada y costeada por el Ayuntamiento de la capital que se celebra cada 12 de junio, en la víspera de la muerte del santo.
A pesar del calor, lusos y turistas aguardan durante horas frente a la Catedral de Lisboa, para disfrutar del acto en el que 10 parejas contraen matrimonio por la iglesia, horas después de que otras cinco lo hicieran en una ceremonia civil en el ayuntamiento.
Janine Pedro, acompañada de una amiga, espera detrás de las vallas que cercan el recinto. La portuguesa había visto el acto por televisión en otras ocasiones, pero es la primera vez que acude en persona, porque «al natural es más bonito», cuenta a EFE emocionada, mientras espera la llegada de las novias.
La tradición lisboeta provoca sorpresa a los que visitan la ciudad de vacaciones. Es el caso de Lara Isabal, una española de 18 años que ha venido de viaje de fin de curso con algunas compañeras tras superar la prueba de acceso a la universidad.
«Me parece impresionante que lo pague el Ayuntamiento, que alguien se vaya a casar y que no tenga que pagar nada o que lo haga con mucha más gente que normalmente», resalta Isabal, que confiesa que le gustaría que la iniciativa se trasladara a España.
Minutos más tarde los novios se colocan en fila en la escalinata de la catedral, al tiempo que comienzan a llegar sus prometidas en coches de corte clásico y descapotados, que simulan a las limusinas de ‘El gran Gatsby’, en una celebración en la que los aplausos y vítores no cesan, al tratarse de uno de los momentos más esperados.
Estos casamientos forman parte de un mes marcado por las fiestas populares, en las que la ciudad dedica guirnaldas, sardinas asadas y espectáculos a su santo más popular: San Antonio, conocido por ayudar a los más desfavorecidos.
La primera edición de estas bodas se remonta a 1958, cuando por primera vez la iglesia que lleva el nombre del casamentero -situada en la Baixa, que engloba el centro histórico de Lisboa-, llevó al altar a 26 parejas.
La tradición se mantuvo hasta la Revolución de los Claveles de 1974 y fue recuperada por el Ayuntamiento dos décadas más tarde. Desde entonces se han oficiado 400 bodas, 275 de ellas religiosas y 125 civiles, desde 1997.
Al finalizar la ceremonia, los recién casados son homenajeados con lluvias de confeti, mientras la cadena estatal RTP lo retransmite en directo para todo el país.
Por la noche, la cita nupcial se completa con el desfile de los novios por la céntrica Avenida da Liberdade junto a las tradicionales Marchas Populares, mientras desde sus casas, otras parejas esperan que el año que viene su sueño se haga realidad de la mano de San Antonio. EFE
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