Lo que parecía tan solo una broma entre Rubén Torres y Kiko Jiménez para pasar las horas muertas en ‘Supervivientes’ va camino de convertirse en el inicio de una relación que promete ¡y mucho! El bombero, que no ponía cara a Maite Galdeano, se mostraba encantado con la posibilidad de conocer a la madre de Sofía Suescun después de que su compañero le hablase de su gran parecido físico con su hija y del cuerpazo que tiene su suegra por la gran cantidad de deporte que practica.
Y poniéndose el mundo por montera Maite no ha dudado en viajar hasta Honduras para sorprender a Torres y proponerle una cita que el de Badalona no ha dudado en aceptar. Pero vayamos por partes. Con la ventaja de que el supervivientes no la conocía, la de Pamplona -que ha confesado que el corazón le latía muy rápido minutos antes de su primer encuentro con el bombero- se ha hecho pasar por una masajista llamada Rosario que iba a dar un premio en forma de masaje al joven por ser el concursante que más pruebas de líder ha ganado en esta edición.
Sin imaginarse siquiera que se trataba de la suegra de Kiko, Ruben se ha tumbado en la camilla para disfrutar de su privilegio, encantado y disfrutando del masaje hasta que a Jorge Javier Vázquez se le ha escapado el nombre de Maite. Alucinado, el catalán se ha lanzado de la camilla para darle un abrazo, de lo más sonriente al conocer por fin a la mujer de la que tanto ha hablado durante las últimas semanas.
Un momentazo en el que Torres le ha confesado que le parece guapísima y que está abierto al amor; y en el que la madre de Sofía, ni corta ni perezosa, le ha preguntado directamente si le gustaría tener una relación con ella. El bombero, sin saber donde meterse, no ha cerrado la puerta a un romance con Galdeano, pero le ha dicho que primero tenían que conocerse.
Y como si sus deseos son órdenes, la organización de ‘Supervivientes’ ha ofrecido a Maite la posibilidad de pasar la noche en los Cayos Cochinos con Rubén y el resto de concursantes para ir cogiendo confianza. «Me vais a sacar los colores» ha exclamado el bombero mezcla de risa y vergüenza antes de mirar a la suegra de Kiko como si de una película romántica se tratara y piropearla comentando lo bonitos que son sus ojos.
Tal ha sido la química que se ha respirado en el ambiente que Maite ni siquiera se ha dado cuenta de la ausencia del novio de su hija, que había sido expulsado minutos antes: «He venido muy emocionada y ni me acordaba de la expulsión. Pero estoy muy orgullosa de Kiko, ha sido un gran concursante» ha asegurado.