La ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha advertido de que las autoridades políticas se han tornado en una de las principales amenazas a la libertad de prensa en todo el mundo debido al aumento de gobiernos y autoridades que «fallan en su papel de garantizar un marco ejemplar para el ejercicio del periodismo» y el acceso a una información fiable.
Así se desprende de la última Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada por la organización, que destaca que el aspecto político, uno de los cinco indicadores que entran en juego en su informe, es el que más desciende a nivel mundial en el último año.
«RSF observa un deterioro preocupante del apoyo y el respeto a la autonomía de los medios, así como un aumento de las presiones que ejercen los Estados u otros actores políticos sobre ellos», reza el documento publicado este viernes por RSF, que denuncia que este año «se caracteriza por la ausencia manifiesta de voluntad política» para proteger a los periodistas.
Uno de los eventos a tener en cuenta para entender esta situación es la guerra en la Franja de Gaza, desatada tras los ataques del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) contra territorio israelí y la posterior reacción de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) contra el enclave palestino.
Esta guerra, desatada a comienzos de octubre, no solo se ha cobrado la vida de más de 34.400 personas, en su mayoría mujeres y niños, sino que también destaca por lo más de cien periodistas y profesionales de la información fallecidos a cuenta de las bombas israelíes sobre Gaza, más de una veintena de ellos mientras ejercían su trabajo.
Por otro lado, la invasión rusa de Ucrania sigue marcando una tendencia negativa en lo que a la libertad de prensa se refiere, y aunque RSF no destaca en este caso la cifra de periodistas muertos por el conflicto, sí que alerta de la influencia de Rusia y Bielorrusia en los países de Europa del Este y Asia Central a la hora de controlar la información.
De acuerdo con RSF, «la censura de los medios se ha intensificado» en ambas regiones y se constata una «asombrosa» mimetización de los actos de represión rusos, especialmente en Bielorrusia, Georgia, Kirguistán o Azerbaiyán. «La influencia de Rusia se extiende hasta Serbia, donde los medios de comunicación progubernamentales difunden propaganda rusa y las autoridades amenazan a los periodistas rusos en el exilio», denuncia la ONG.
Pero más allá de ambos conflictos, RSF ha destacado el elevado número de elecciones a lo largo de todo el mundo no solo en 2024 –catalogado como «el mayor año electoral de la historia»–, sino también en 2023. De hecho, fue el año pasado cuando, especialmente en Sudamérica, accedieron al poder «depredadores autoproclamados de la libertad de prensa».
Mención especial en este punto para el presidente de Argentina, Javier Milei, quien en una de sus primeras medidas al frente del país y en un acto «simbólico y preocupante», decretó el cierre de Télam, la mayor agencia de noticias de Argentina. Turquía, que también ha celebrado elecciones en los últimos meses, es uno de los países que «continúa perdiendo puntos» en la clasificación.
Otros países tratan de controlar la información a través de las redes sociales y, para ello, llevan a prisión a periodistas por publicar noticias a través de esta vía, restringen el acceso a las plataformas o, directamente, borran contenido en ellas. China y Vientam, ambos en la parte baja de la tabla de países con mayor libertad de prensa, destacan en este apartado.
Por otro lado, algunas formaciones políticas «alimentan el odio y la desconfianza hacia los periodistas», e incluso llegan a orquestar «maniobras de control del ecosistema mediático», como el caso de Italia, donde un diputado de la mayoría parlamentaria está tratando de hacerse con la segunda agencia de noticias más importante del país, según denuncia la organización.
Pero los ataques a la libertad de prensa no solo son ejercidos desde los partidos gubernamentales o los mandatarios, sino que también se han producido casos de «desinformación con fines políticos» con el uso de Inteligencia Artificial, los conocidos como ‘deep fakes’. La periodista eslovaca Monika Todova sufrió durante los comicios legislativos uno de estos ataques después de que saliera a la luz un audio falso en el que la periodista orquestaba un fraude electoral junto al líder del Partido Progresista Eslovaco.
LOS PAÍSES ESCANDINAVOS, A LA CABEZA
La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSF se basa en cinco pilares fundamentales: el indicador político, el indicador económico, el marco legal, el contexto sociocultural y la seguridad de los periodistas. El descenso generalizado en el aspecto político afecta a la mayoría de los países, incluso a los que gozan de una mayor libertad de prensa.
Este es el caso de los países escandinavos –Dinamarca, Noruega, Suecia, Islandia y Finlandia– que, a excepción de Islandia, se ubican entre los ocho primeros puestos y obtienen, junto a Países Bajos, Estonia, Portugal e Irlanda la mejor calificación en el último informe de RSF.
Noruega, que mantiene su primer puesto en la tabla, registra una caída en la puntuación en el ámbito político. Dinamarca y Suecia completan el podio, mientras que otras grandes democracias como Reino Unido (puesto 23) o Estados Unidos (puesto 55) quedan apeadas de las primeras plazas, en su mayoría copadas por países europeos.
Por contra, los últimos puestos de la lista los ocupan Afganistán, que «no cesa de reprimir el periodismo» desde el regreso de los talibán al poder en agosto de 2020; Siria, que se ha convertido en «una zona sin ley para los medios» y donde se registran cifras de récord en lo que a la detención de periodistas se refiere. Finalmente, Eritrea cierra la tabla de RSF con la peor calificación.
Países como China, Vietnam o Corea del Norte, que ocupaban los últimos puestos en el anterior informe, ahora también se encuentran a la cola, pero superados por los mencionados Afganistán, Siria y Eritrea, así como por Irán, Turkmennistán o Baréin. Venezuela también se sitúa en la parte de baja de la clasificación.
México ha sido a lo largo del siglo XXI uno de los países con mayores cifras de periodistas muertos y desaparecidos. Tan solo en 2023 RSF confirmó el asesinato de 45 profesionales de la información, una cifra que, sin embargo, es la más baja desde hacía 20 años. La nación azteca se sitúa en el puesto 121, por detrás de Túnez, Colombia o Kirguistán, aunque por delante de otros países latinoamericanos como Perú, Bolivia o Guatemala, entre otros.