Durante su tiempo en la universidad, Holmes recibió terapias con tres psiquiatras
Una gran humareda nubló la visión de los asistentes al cine Century 16 de Aurora, Denver, Estados Unidos, que creían que todo formaba parte del estreno de la película de Batman que estaban viendo. Sin embargo, varios disparos los alertaron de que aquello no correspondía a ninguna escena de “El Caballero oscuro: la leyenda renace”. Un hombre enmascarado con chaleco antibalas y un fusil de asalto les advertía que no se movieran. Fila por fila y de forma metódica, James Holmes fue recorriendo la sala mientras descargaba su arma contra 71 espectadores. Estaba siguiendo punto por punto su plan preestablecido: recrear una gran matanza.
Al terminar y tras asesinar en el acto a 12 personas, el joven no opuso resistencia alguna a su detención. Cuando la Policía le dio el alto, él respondió: “Soy el Joker”.
Trastornos sociales y mentales
Nacido en San Diego, California, Estados Unidos, el 13 de diciembre de 1987, James Eagan Holmes creció en una familia de clase media en la que su madre trabajaba como enfermera y su padre era científico y matemático. Desde niño mostró interés por la informática. Era un muchacho solitario, tímido y muy agradable, según antiguos compañeros de clase y vecinos.
A los 19 años, se enfrentó al reto de escribir un código de programación. Se trataba de un proyecto de fin de curso en el que construyó “un modelo de calibración transtemporal”. Luego, asistió a la Universidad de California y en el verano de 2008, fue acompañante de niños discapacitados.
“Soy el Joker”, declaró Holmes al ser detenido por la Policía
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En 2010 se graduó en Neurociencias con una de las notas más altas de su promoción. En las cartas de recomendación le describieron como “un líder grupal muy eficaz, una persona que asume un papel activo en su educación y trae al salón de clases una gran cantidad de madurez intelectual y emocional”.
Gracias a dos subvenciones por importe de 25.600 dólares, el joven pudo matricularse en junio de 2011 en la Universidad de Colorado en Denver para un Doctorado en Neurociencia. Pero en 2012, tras bajar su rendimiento académico, decidió abandonar los estudios.
Durante este período, utilizó los servicios de Salud Mental del campus y acudió a tres psiquiatras distintos. Él mismo les advirtió de su posible enfermedad mental: ”manía disfórica”, que sugiere un episodio depresivo grave acompañado de una psicosis maníaca. Holmes sentía que ya no era buena compañía para nadie y así se lo hizo saber a su compañero de piso en un mensaje de texto enviado un mes antes de la masacre: “Soy una mala noticia”. Pero jamás mencionó el episodio violento que quería protagonizar.
El cine Century 16 en Aurora se convirtió en el escenario de una tragedia
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Armamento
Este fanático del personaje contracara de Batman siguió con su planificación del ataque. Compró legalmente todo un arsenal. Primero fue una pistola Glock en Aurora, luego una escopeta Remington 870 en Denver, después un fusil semiautomático AR-15 de tipo militar, y una segunda Glock, todo entre el 22 de mayo y el 6 de julio de 2012.
Además, compró munición por Internet: 3.000 balas para las pistolas, 3.000 proyectiles para el AR-15 y 350 cartuchos para la escopeta, aparte de un chaleco de combate Blackhawk, dos portacargadores y un cuchillo. Las entregas nunca levantaron sospechas.
Holmes también acudió a un club de tiro en Byers. El dueño, Glenn Rotkovich, recibió un correo electrónico extraño de Holmes, pero lo desechó por “bizarro y friki”.
Ni siquiera su psiquiatra Lynne Fenton llegó a tiempo para evitar la matanza. Cuando el cuaderno de Holmes con anotaciones sobre sus pensamientos suicidas y criminales llegó a su despacho, ya era demasiado tarde. Holmes había llevado a cabo su plan.
La sala de cine quedó destrozada tras los disparos, con víctimas en el suelo
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La masacre
La noche del 20 de julio de 2012, el cine Century 16 de Aurora proyectaba la nueva película de Batman, “El caballero oscuro: la leyenda renace”. Con el pelo teñido de rojo y ataviado con un chaleco antibalas, máscara antigases y un casco, Holmes cargó su coche con las armas y se dirigió al cine.
Media hora después del inicio del filme, entró por la puerta de emergencia, lanzó dos latas de humo y una espesa humareda desconcertó a los presentes. Tras disparar varias veces al techo, Holmes inició su cacería. “Todo el mundo pensó que eran fuegos artificiales”, dijo un testigo. Holmes disparó al azar, usó primero el fusil AR-15, luego la escopeta Remington calibre 12, y finalmente una Glock.
Algunos espectadores llamaron a emergencias y en menos de noventa segundos llegaron varias patrullas. Al llegar, encontraron 12 muertos.
“Busqué su pulso, estaba muerta”, declaró el sargento Gerald Jonssgard sobre una niña de seis años. El caos era total. Nadie sabía quién era el autor de tamaño crimen. Fue casualidad que detuviesen a Holmes.
Cuando el oficial Jason Oviatt se aproximó al homicida en el estacionamiento, creyó que era otro compañero debido a su indumentaria. Pero su actitud y las armas en su vehículo le delataron cuando dijo: “Soy el Joker”. Entonces lo detuvieron.
“Estaba completamente sumiso, muy relajado, no reaccionaba con normalidad. Parecía estar en otro lugar”, declaró el agente Oviatt. Holmes también confesó que su departamento estaba repleto de explosivos a punto de estallar. El lugar era una trampa que, afortunadamente, no llegó a activarse.
En su departamento, Holmes coleccionó municiones y equipo táctico a través de compras en línea
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Cadena perpetua o pena de muerte
El juicio contra “El Joker de Aurora” comenzó en 2015, fue acusado por 142 cargos. La fiscalía buscaba la pena de muerte, mientras la defensa alegaba demencia. Durante once semanas, 250 testigos subieron al estrado. Las pruebas incluían 1500 fotografías y 24 horas de vídeo.
Otra evidencia clave fueron las declaraciones de profesionales que evaluaron a Holmes, como el doctor William Reid. El propio acusado admitió: “Bueno, si ya maté a alguien, entonces existe la posibilidad de que pueda hacerlo de nuevo”. El 16 de julio de 2015, el jurado declaró a Holmes culpable de asesinato en primer grado. Fue sentenciado a 12 cadenas perpetuas y 3.318 años más sin derecho a libertad condicional. Holmes intentó suicidarse varias veces desde su encarcelamiento. Actualmente, “El Joker de Aurora” permanece en prisión y responde las cartas de fans que le declaran su amor.