Los líderes europeos encaran las negociaciones para el reparto de los altos cargos de la UE

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Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea encaran semanas de negociación con el objetivo de pactar el reparto de los altos cargos clave en las instituciones comunitarias antes de que acabe el mes de junio, un acuerdo que deberá respetar equilibrios ideológicos, geográficos y de género pero atender también al resultado de las elecciones al Parlamento Europeo en las que el Partido Popular Europeo de Ursula von der Leyen se ha impuesto como la fuerza más votada.

Por el momento, Von der Leyen es la única candidata con posibilidades reales que ha hecho campaña abiertamente para presidir la Comisión Europea en la próxima legislatura, en el que sería su segundo mandato al frente del Ejecutivo comunitario. La designación del candidato para presidir el Colegio de Comisarios compete a los líderes europeos, pero el nombre que elijan necesitará también el visto bueno del pleno del Parlamento Europeo que se constituirá el 16 de julio en Estrasburgo (Francia).

La política conservadora, que necesita primero que el Gobierno progresista de Alemania la nomine para ello, cuenta con el respaldo de su familia política, los ‘populares’ europeos, pero también los Socialistas y Demócratas (S&D;) y Liberales (Renew) han dado señales de que le darán su apoyo para superar el escrutinio del Parlamento, en una sesión probablemente en julio con voto secreto y sin disciplina de voto.

Para ello, no obstante, socialistas y liberales han puesto como ‘línea roja’ que Von der Leyen no pacte en el camino con eurodiputados ultraconservadores ni de extrema derecha en la Eurocámara, es decir, ni con Identidad y Democracia (ID, liderado por la Agrupación Nacional de la francesa Marine Le Pen) ni con los Conservadores y Reformistas (ECR), que incluyen a Vox y a los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni.

En las quinielas informales se han barajado otros nombres en las semanas pasadas para disputar a Von der Leyen la jefatura del Ejecutivo comunitario, como el italiano Mario Draghi que contaría con el apoyo, por ejemplo, del presidente de Francia, Emmanuel Macron, pero el descalabro en las europeas de los liberales franceses frente a la ultra derecha de Le Pen ha debilitado fuertemente el peso del mandatario galo.

La presidencia de la Comisión Europea parece en cualquier caso reservada al Partido Popular Europeo (PPE) y, en particular, a su pública candidata a la reelección, Ursula von der Leyen, que ya en la noche electoral celebró que populares, socialistas y liberales pudiesen echar a andar la nueva era sin temor a bloqueos de partidos radicales a derecha e izquierda del espectro político.

«En estos tiempos turbulentos, necesitamos estabilidad, necesitamos responsabilidad y necesitamos continuidad», ha proclamado este mismo lunes desde Berlín Von der Leyen, satisfecha por poder evitar la «presión» de los extremos pese a que en campaña sí se abrió a colaborar con los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, miembros de Conservadores y Reformistas (ECR).

Aunque no hay un plazo cerrado para acordar la presidencia de la Comisión Europea, los líderes esperan cerrarlo entre la cena informal que mantendrán el próximo 17 de junio para fijar las bases del reparto y el Consejo Europeo formal de los días 27 y 28 del mismo mes, cuando quieren decidir además de este cargo el relevo para Charles Michel al frente del Consejo Europeo a partir de diciembre y la presidencia del Parlamento Europeo. También entrará en juego en el complejo juego de equilibrios el Alto Representante de Política Exterior de la Unión Europea que tomará el relevo de Josep Borrell.

Es en este contexto, que se escuchan con fuerza los nombres del ex primer ministro portugués Antònio Costa, como opción de los socialistas europeos para acceder al Consejo Europeo como contrapeso de la ‘popular’ Von der Leyen y la probable continuidad de Roberta Metsola, también del PPE, en la presidencia de la Eurocámara al menos en la primera mitad de la legislatura.

El domingo, Costa declaró en una entrevista en televisión que debería ser un socialista el sucesor del liberal Charles Michel, sin autodescartarse de las quinielas. Y este lunes, el primer ministro de Portugal, el conservador Luís Montenegro, ha avanzado que su Gobierno estaría dispuesto a apoyar a Costa si tiene opciones, pese a que ambos no comparten familia política. Técnicamente, el antiguo dirigente no necesita el aval de Lisboa para optar al cargo, aunque con él puede obtener el impulso definitivo.

DIPLOMACIA EUROPEA

El otro gran cargo a repartir es el que ostenta actualmente el español Josep Borrell, Alto Representante de Política Exterior. Si los liberales se quedan sin Comisión y sin Consejo, es en este ámbito donde pueden rascar algo de presencia y, de hecho, la primera ministra estonia, Kaja Kallas, ha optado por la ambigüedad a la hora de abordar sus opciones y porque su perfil respetaría los complejos equilibrios del reparto.

«Los comisarios serán nombrados en agosto (…). Si se hiciera la propuesta, lo cual considero muy improbable, tendría que considerarla», ha manifestado en una entrevista recogida por ERR la primera ministra Kallas, cuyo Partido Reformista Estonio se incluye en el grupo liberal Renew.

El nombre de Kallas ha llegado a sonar también para otros puestos fuera del ámbito de la UE, como la secretaría general de la OTAN, después de que ganase presencia como voz beligerante frente a Rusia tras la invasión de Ucrania. Representa, además, a un país del este, lo que garantizaría el equilibrio territorial si el resto de cargos cae hacia el centro o el oeste de Europa.

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