Jóvenes músicos de nueve países ensayan en el Palau de la Música bajo la batuta de Dudamel

Comparte 😁

Paula Padilla Argelich

Barcelona, 27 may (EFE).- Un total de 210 jóvenes músicos participantes en proyectos sociomusicales y educativos de 9 países se han unido este lunes por la mañana en el Palau de la Música Catalana bajo la batuta del director Gustavo Dudamel, en un ensayo abierto que ha tenido la inclusión y el intercambio cultural como protagonistas.

El acto, que ha supuesto el momento culminante del encuentro internacional ‘Chords of Harmony’, ha contado con intérpretes de la Orquesta Juvenil de Los Ángeles, la YOLA, del Coro de Manos Blancas, de Venezuela, integrado por jóvenes con diversidad funcional, y de los coros catalanes de Palau Vincles, el proyecto social del Palau, la Fundació Xamfrà, vinculada al Raval, y la Escuela Superior de Música de Cataluña.

Siguiendo las indicaciones del maestro venezolano, jóvenes estadounidenses, venezolanos, españoles, ingleses, suecos, griegos, suizos, portugueses y franceses han interpretado la ‘Sinfonía número 9’ de Beethoven, más conocida como ‘Oda a la Alegría’, y la obertura de la obra ‘Egmont’ del mismo compositor, a la que Dudamel ha dedicado la mayor parte del ensayo, de una hora y media de duración.

Antes de su llegada al escenario y frente a un auditorio prácticamente lleno, sobre todo de niños y jóvenes de entidades sociales y educativas de la ciudad o estudiantes de música, dos de los intérpretes han pronunciado un breve discurso con el que han agradecido la oportunidad de compartir la música con el director y han reivindicado: «con nuestras historias, culturas y patrimonio llegamos más lejos».

Los aplausos, que han aumentado con la aparición de Dudamel, han cesado en el momento en que el músico ha dado su primera indicación a la orquesta, señalando el busto de Beethoven, que se encuentra en la boca derecha del escenario del teatro, sugiriendo a los jóvenes que lo tuviesen presente mientras tocasen sus composiciones.

La batuta se ha alzado y las primeras notas de la obertura de ‘Egmont’ han empezado a sonar, pero no han convencido al director, que enseguida las ha detenido diciendo: «Esto suena muy feo».

«Este primer fa tiene que sonar completamente, no bajemos el volumen antes de tiempo. Que nuestro héroe no se muera demasiado temprano», ha aconsejado a los estudiantes, que han vuelto a intentarlo con más intención, acompañados de los comentarios «¡muy bien!», «¡expresivo!», «¡preciso!» o «¡forte!» que Dudamel ha intercalado en los silencios entre notas.

Concentrados en la partitura pero siempre con un ojo en el maestro, los músicos han seguido perfeccionando su interpretación gracias a consejos como «no ignoren al acompañamiento», «imaginen que están tocando el calor del infierno», o «‘pp’ significa doble poderoso, no doble piano», refiriéndose a la intensidad del sonido que aconseja la partitura de la composición.

Más allá de la dirección y las correcciones, Dudamel también ha encontrado momentos para disfrutar, pidiendo «por placer» que el oboísta volviese a tocar su solo, y para compartir algunos «secretos» con los estudiantes, confesando que el pasaje de las cuerdas, al inicio de la composición, es el que siempre le da más miedo por la dificultad de que todas vayan a tiempo.

El ensayo ha continuado con la fanfarria ‘Sonata pian’ e forte’ de Giovanni Gabrieli, que los trompetistas, tubistas y trombonistas han tocado siguiendo al director venezolano Rodolfo Barráez, asistente de Dudamel en la Filarmónica de Los Ángeles, y con la interpretación de la canción ‘Diferent’, de Adrià Aguilera, por parte de los coros, que ha encabezado la directora del coro Palau Vincles, Mariona Fernández.

Dudamel ha vuelto al escenario para dirigir de nuevo la obertura ‘Egmont’, prometiendo que esta vez no iba a interrumpir, para seguir con la ‘Sinfonía número 9’, que ha unido la música de la orquesta, la voz de los coros y el lenguaje de signos de Manos Blancas.

El público ha respondido con una gran ovación, reconocimiento al que el mismo Dudamel, sonriente, también se ha unido bajando de la tarima y colocándose entre los músicos, que le han devuelto el aplauso.

Para ellos, como han compartido los violinistas de la YOLA Mary Elizalde y Jarod Walter con los medios después del ensayo, tocar con este «gran músico» ha sido una experiencia «surrealista», «increíble» y «empoderadora».

«En el momento en el que sube al escenario, la energía cambia», ha asegurado Walter, de dieciocho años, a lo que Elizalde, de la misma edad, ha añadido: «comunica muy bien con la orquesta lo que quiere escuchar, y es muy amable y gentil con nosotros, que somos jóvenes estudiantes, aunque nos trata como a adultos a través de la música». EFE

ppa/hm/jdm

(foto) (vídeo)

Comparte 😁

Deja un comentario