El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha expresado su «profunda preocupación» por el reciente repunte de las tensiones en la ciudad sudanesa de El Fasher, situada en Darfur Norte y principal nudo humanitario del organismo internacional, y ha recalcado que unos nuevos combates en la zona podría derivar en «una expansión del conflicto en torno a líneas comunitarias».
El portavoz de Guterres, Stepháne Dujarric, ha recordado que esta zona «está ya al borde de la hambruna» y ha lamentado que «hay informaciones alarmantes que indican que un ataque contra El Fasher podría ser inminente», a punto de que se cumpla el primer aniversario del estallido de la guerra entre el Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
«Un ataque de este tipo sería devastador para los civiles en la ciudad y podría llevar a una expansión del conflicto en torno a líneas intercomunitarias en los cinco estados de Darfur», ha sostenido, antes de indicar que El Fasher supone un punto de trabajo para la ONU «que garantizar que la ayuda vital es distribuida» en esta zona del país africano.
Por ello, ha afirmado que Guterres «reitera su llamamiento a un alto el fuego inmediato y a un cese duradero de las hostilidades» y ha reclamado a las partes que «cumplan sus obligaciones bajo el Derecho Internacional Humanitario para proteger a los civiles y facilitar un acceso humanitario completo y sin restricciones en todas las zonas en las que sea necesario».
«Naciones Unidas sigue comprometida a apoyar los esfuerzos internacionales de mediación y a trabajar con todos los actores relevantes a la hora de lograr el fin de la guerra», ha señalado Dujarric, quien ha insistido en que el enviado personal de Guterres para Sudán, Ramtane Lamamra, «continúa sus actividades para hacer avanzar los esfuerzos de paz en Sudán».
Estados Unidos avisó el sábado de que la ciudad de El Fasher se está convirtiendo en el escenario de una «catástrofe en ciernes» por los combates entre el Ejército de Sudán y RSF, que ahora mismo tienen la localidad rodeada mientras poblaciones circundantes están siendo literalmente arrasadas.
La guerra estalló el 15 de abril de 2023 a causa de las fuertes discrepancias en torno al proceso de integración del grupo paramilitar –ahora declarado como una organización terrorista– en el seno de las Fuerzas Armadas, situación que provocó el descarrilamiento de la transición abierta en 2019 tras el derrocamiento del régimen de Omar Hasán al Bashir.
Para terminar de rematar la situación, a los enfrentamientos entre Ejército, paramilitares y clanes de la zona se ha unido el que han comenzado en las últimas horas el grupo rebelde del Movimiento de Liberación de Sudán – Consejo de Transicipon (MLS-TV) con una facción separatista, y que ya ha dejado bajas entre ambos bandos.
Según explica el Sudan Tribune, el grupo, que se ha retirado de la coalición de movimientos rebeldes que firmaron la paz en Juba (Sudán del Sur) en 2020 lleva meses forcejeando con tensiones internas porque algunos de sus líderes apuestan por respaldar al Ejército mientras que otros defienden una postura neutral.
La nueva facción dirigida por Salá Rasas ha declarado su alianza con el Ejército en contra del líder de la organización, Al-Hadi Idris, que prefería abstenerse de los combates. Finalmente, un grupo de Idris ha sido atacado por uesta nueva facción en las inmediaciones de la ciudad, según fuentes militares al medio sudanés.