La Organización de Estados Americanos (OEA) ha anunciado este viernes la firma de un nuevo proyecto de tres años con la Unión Europea, extendiendo su colaboración hasta 2027, «para apoyar el trabajo de la misión de la OEA» en su mediación en el conflicto territorial entre Belice y Guatemala.
«Este nuevo proyecto asegura la continuidad de la misión de consolidación de la paz y reafirma el compromiso de ambas entidades con la paz y la estabilidad en la región, proporcionando el marco necesario para la continuidad de los esfuerzos de mediación y cooperación en este ámbito», ha expresado la organización en un comunicado.
El acuerdo, cuyo presupuesto es de tres millones de euros, permitirá que la OEA continúe «trabajando estrechamente con las autoridades» de ambos países a fin de «promover medidas de fomento de la confianza, resolver incidencias y apoyar proyectos de desarrollo comunitario que beneficien a las poblaciones locales».
«Este esfuerzo conjunto busca no sólo contribuir a la resolución pacífica del diferendo territorial, sino también a la mejora de la calidad de vida en la región», agrega la nota.
La renovación de la colaboración entre las instituciones «es testimonio del compromiso inquebrantable» de ambas para con «la paz y la seguridad en las Américas», según el representante especial del secretario general de la OEA para los asuntos Belice-Guatemala, Agustín Espinosa.
Así, Espinosa ha agradecido «profundamente el continuo apoyo de la Unión Europea, que ha apoyado con asistencia financiera el mandato internacional especial de la OEA en la zona desde 2012, y ha reconocido que se trata de «un socio esencial en este esfuerzo».
Por su parte, la embajadora de la UE en Belice, Marianne Van Steen, ha justificado el apoyo de la Unión al trabajo de la OEA por la importancia de «sus actividades de consolidación de la paz, sus esfuerzos para promover el diálogo, la cooperación transfronteriza operativa y contribuir a la estabilidad de la región».
«La OEA y la UE están comprometidas a contribuir a crear un entorno propicio para garantizar que la zona de adyacencia sea un modelo de cooperación y resolución pacífica de conflictos. Este proyecto es un paso significativo hacia el logro de estos objetivos y refleja la voluntad de ambas organizaciones de apoyar un futuro de paz y desarrollo para Belice y Guatemala, tanto en el presente como de cara a la etapa posterior al fallo pendiente de la Corte Internacional de Justicia», ha concluido la organización.
En 2019, Guatemala y Belice llevaron ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) la disputa en torno a la delimitación de su frontera terrestre, tal y como decidieron ambos países en sendos referendos.
Esta decisión se dio después de que, en 2008, los dos países alcanzaran un Acuerdo Especial por el que decidieron encargar a la CIJ la resolución de la disputa territorial, siempre y cuando fuera ratificado por sus respectos pueblos en referéndum.
Guatemala celebró la consulta popular el 15 de abril de ese año, con un 95 por ciento de los votos a favor de remitir el caso a la CIJ. Belice lo hizo el 8 de mayo de 2019 con el mismo resultado, pero un menor apoyo –un 55 por ciento de ‘síes’–.
Habitado originalmente por pueblos maya antes de la llegada de los europeos, Belice formó parte de la Capitanía General de Guatemala bajo el imperio español, pero el territorio fue ocupado por piratas ingleses y finalmente Reino Unido se hizo con su control en una breve guerra.
Belice se independizó en 1981 y Guatemala lo reconoció como Estado independiente años después, en los 90, pero nunca ha aceptado sus fronteras porque reclama unos 11.000 kilómetros cuadrados, casi la mitad del territorio beliceño.