La conclusión de JP Morgan luego de su paso por Buenos Aires: tras la salida del cepo no habrá dolarización ni competencia de monedas

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FILE PHOTO: AEUTERS/Andrew Burton (Andrew Burton/)

Al igual que decenas de bancos y fondos de inversión, el JP Morgan envió en la primera semana de abril una misión desde su casa central en Nueva York para mantener una intensa agenda de reuniones con funcionarios de Gobierno, consultores, empresas y también entidades financieras. Tras esa visita a la Argentina de sus ejecutivos, el influyente banco de inversión no sólo recopiló información sensible sino que llegó a una conclusión determinante respecto del futuro régimen cambiario. Ni dolarización, ni neo-convertibilidad, ni competencia de monedas. Tras sus encuentros con las autoridades locales, los enviados del JP Morgan quedaron convencidos de que la Argentina se encamina hacia una flotación administrada del tipo de cambio tras el levantamiento del cepo, medida en la que no detectaron ninguna urgencia por parte del Gobierno pero que, creen, ocurrirá en la segunda parte del año siempre y cuando las condiciones “estén dadas”.

El equipo del banco que llegó a Buenos Aires con un grupo de inversores estuvo integrado por Diego Celedon, Rodolfo Angele, Yuri Fernandes y Marlon Medina, responsables del minucioso reporte en el que plasmaron una visión relativamente positiva de lo “visto y oído” en el país. A saber:

Una de las principales definiciones que obtuvieron de parte del equipo económico es que el objetivo oficial apunta a una inflación de un dígito bajo hacia fin de año. “Tendencias de desinflación en curso”, subtituló el informe en el que se describió la situación: “La inflación está disminuyendo desde niveles superiores al 20% mensual a finales de 2023 a expectativas de alrededor del 12% mensual para marzo El Gobierno apunta a una tasa de inflación mensual del 2% al 3% para fin de año, aunque el Banco Central no tiene un target definido sino el foco puesto en la continuidad de la tendencia a la desinflación”.En cualquier caso, se trata de un objetivo mucho más ambicioso de lo que marcan las expectativas plasmadas en el relevamiento del mercado (REM) que publica todos los meses el Banco Central. Según ese monitoreo, el consenso de economistas espera una inflación de 6,2% mensual hacia fines del tercer trimestre. Para la entidad norteamericana, se trata de la variable clave a monitorear en los próximos meses, ya que cualquier descarrilamiento de esa tendencia, por causas locales o externas, pondría en peligro la capacidad de bajar las tasas de interés y presionaría a la moneda, generando también una potencial presión devaluatoria.Respecto del cepo, los enviados del banco llegaron a la conclusión que todo el proceso de saneamiento del Banco Central y ajuste fiscal culminará en un esquema clásico de flotación sucia o administrada hacia fin de 2024: “Se espera una flexibilización de los controles de capital más adelante en el año. Se planean controles, probablemente avanzando hacia un tipo de cambio de flotación administrada. Este régimen sería el más óptimo para apoyar los esfuerzos de estabilización macroeconómica. Sin embargo, el Banco Central no mostró urgencia en este frente, destacando que lo harán sólo cuando se cumplan las condiciones y tras reforzar su balance”.Previsiblemente, la entidad destacó la política fiscal del Gobierno, al considerar que el ajuste es el pilar del programa macroeconómico “El Gobierno aspira a una importante reducción del gasto primario y alcanzar el equilibrio financiero a finales de año. Los funcionarios mencionaron que el ajuste se está haciendo más rápido de lo esperado”, al tiempo que se reconoció que las principales preocupaciones en este frente están relacionadas con la sostenibilidad de algunos de los recortes de gastos (desde un puesto de vista tanto práctico como legal), un riesgo que disminuiría significativamente si la nueva ley ómnibus fuera aprobada en el Congreso.En ese sentido, JP Morgan puso el foco en la debilidad de la estructura política del Gobierno como uno de los principales escollos. “El Presidente Milei se enfrenta a retos de negociación política y capacidad de gestión, destacando la necesidad de una coalición más amplia, especialmente con el partido radical, para aprobar leyes, Hasta ahora eso no parece fácil y es el reto político más importante”, definió.

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