Completamente inmersa en los preparativos de su nueva boda junto a David Serrato, llevábamos varios meses sin ver a Irene Villa ante las cámaras. Esta semana hemos podido hablar con la escritora y lo cierto es que está muy feliz por el momento que está viviendo, tanto, que nos ha asegurado que ya tiene todo preparado para su enlace matrimonial.
Irene nos desvelaba que «el vestido de Silvia Fernández», que el ‘Sí, quiero’ se llevará a cabo en «el Monasterio de La Vid»… pero, eso sí, todavía no convivirán juntos y sí, tiene un porqué, un motivo de peso que les imposibilita vivir en la misma casa.
«A mí me gustaría vivir juntos, él ha adaptado su casa, él vive en Soria y yo tengo tres hijos» nos aseguraba la escritora, «pero no puedo, por logística, por mis hijos, por vida, mis hijos se quieren ir a Soria pero no pueden, el colegio está en Madrid. Vamos a vivir algunos días de la semana cada uno en su casa y dios en la de todos».
Al contrario que muchas relaciones, que lo verían como un problema, Irene nos comentaba que «esto también funciona» porque «a las parejas es mejor echarse de menos que echarse de más. Es algo positivo».
Sobre el susto de salud que les dio su padre hace algunos meses, Irene nos confesó que «está milagrosamente maravillosamente bien, se va todas las mañanas a la casa de campo con su perra, a correr, a caminar, el tío es muy deportista, siempre lo ha sido y eso lo ha salvado, por eso promuevo el deporte, a todo el mundo se lo digo, somos agua, el agua tiene que correr como en las cascadas y ríos y no se puede estancar porque se pudre».
Además, nos desvelaba que será él quien ejerza de padrino: «Él está emocionado, al principio decía, como mi madre, que te casas otra vez, estás loca como dice mi madre siempre, una y no más santo Tomás. Si la vida te da otra oportunidad, por qué no».
Por último, le preguntábamos por su luna de miel y nos desvelaba que «yo quería Japón, pero de momento nos vamos a México. No está nada mal, amo México, me unen muchísimas cosas». Tal y como nos comentaba ella, fue «en México pedí que viniese David, me dijeron esta virgen es milagrosa, me trajo a mi mujer, yo pedí al hombre de mi vida, fuimos allí, le pedí tal y cómo lo quería y al año siguiente apareció, luego fuimos juntos con mis tres hijos a dar las gracias a Guadalajara. México significa mucho para ambos».