Nuria Fergó alertaba través de sus redes sociales del ingreso hospitalario de su futuro marido, Juan Pablo Lauro, en la UCI del Hospital Santa Elena de Málaga. Informaba a la comunidad de sus seguidores justificando así lo desaparecida que había estado durante unos días.
«Me he llevado un susto bastante grande. Me llamaron el domingo para decirme que a mi chico le habían ingresado en la UCI, en Torremolinos. Así que me vine corriendo para estar con él» explicaba la artista a través de su perfil de Instagram
Este jueves, hemos podido hablar con Irene Villa y nos ha explicado cómo se encuentra su exmarido, quien permanece ingresado en la UCI y con el que ya sabemos que mantiene una boita relación: «Afortunadamente está todo bien. La verdad que hemos pedido hemos rezado».
La escritora desvelaba que «justo el día que tenía que mis hijos irse con él, pudimos hablar con él y me dijo no puedo tener a los niños, sigo en Málaga», lo que ha supuesto «un revés de la vida que, a veces, la vida te para y bueno pues desearle que esté, que lo está».
Irene nos aseguraba que «mis hijos están tranquilos» porque «hablan con él cada día por suerte y están en contacto con él» aunque «ha sido un susto muy grande» y nos desvelaba que «ya está fenomenal».
Eso sí, la periodista dejaba claro que Juan Pablo «sigue en la UCI, hasta donde yo sé» y, con cautela, anunciaba que «ojalá que pues entre hoy y mañana le pasen ya a la planta así que vamos a rezar para que esté fuera de peligro».
Por otro lado, muy ilusionada ante su boda con David Serrato, nos confesaba que su prometido está ilusionadísimo: «Él está contento, tranquilo, ilusionadísimo y deseando también pasar un verano maravilloso esperamos y luego pues el gran día». No cabe duda de que la escritora está viviendo «un buen momento, como lo dice la canción, estoy en un buen momento» que está «aprovechando a tope».
A pocos meses de darse el ‘Sí, quiero’, Villa nos confesaba que «yo dije en 2021 voy a encontrar a mi compañero de vida y le conocí en el 2021, además el 24 de septiembre del 21, dije pues al revés, 21 de septiembre del 24 me caso. Dando la vuelta a las cifras, yo soy muy de números, de cábalas, de visualizar, de decretar y de que ocurra y ha llegado».
Reflexionando sobre este amor, Irene se sinceraba y nos aseguraba que «al final es lo que también tú siembras, yo sembré, decreté y pedí a dios, a la vida, al universo un hombre bueno, maravilloso, sencillo, humilde, deportista, que esquíe, que ame a mis hijos y que no tenga hijos porque ya con los míos tenemos suficientes».