Seguimos conociendo detalles de la visita -la novena desde que se instaló en Abu Dabi en agosto de 2020- del Rey Juan Carlos a España. Aunque en esta ocasión los motivos de su regreso eran dos principalmente, asistir a la boda de José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo, y estar presente en el funeral en memoria de su sobrino Fernando Gómez-Acebo, el Emérito exprimió al máximo los 4 días que pasó en nuestro país.
Un viaje que comenzaba con la visita a uno de sus médicos de confianza. El padre de Felipe VI, que aterrizaba en la terminal ejecutiva del aeropuerto de Barajas en torno a las 12.00 horas del pasado viernes, hacía una parada en la capital antes de dirigirse al palacio de La Zarzuela para reencontrarse con su familia.
Minutos después de su llegada a Madrid, Don Juan Carlos sorprendía a los viandantes de un céntrico barrio madrileño al dejarse ver caminando por sus calles hasta la consulta privada de uno de los doctores que le tratan, en la que se sometió a una revisión que se alargó durante más de una hora.
Agarrado del brazo del teniente coronel Vicente García-Mochales -un apoyo imprescindible y la ‘sombra’ del Emérito- el monarca abandonaba el lugar rodeado de una gran expectación y se mostraba de lo más sonriente, feliz porque por fin se hayan normalizado sus visitas a nuestro país, donde no pierde la esperanza de volver definitivamente en un futuro no muy lejado.
Acostumbrados a verle con looks cómodos y deportivos en las regatas de Sanxenxo -hasta ahora su refugio cada vez que viajaba a España- Don Juan Carlos ha destacado por su elegancia con un pantalón de traje en color gris marengo, camisa blanca y americana marrón con discretos cuadros en azul.