Jordi Font y Alex Gutiérrez
Barcelona, 28 abr (EFE).- El astrónomo Ignasi Ribas lidera un proyecto con fondos europeos para introducir unas mejoras mediante inteligencia artificial que aceleren la capacidad de identificar uno o más planetas «gemelos» a la Tierra en los que pueda haber vida: «Los modelos nos dicen que están ahí, pero lo difícil es verlos».
«No es buscar una aguja en un pajar», explica en una entrevista con EFE Ribas, que es director del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC) e investigador del Instituto de Ciencias del Espacio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (ICE-CSIC).
Con una extensa trayectoria en la búsqueda de exoplanetas -los que orbitan alrededor de otras estrellas que no son el Sol-, Ribas ha publicado más de 300 trabajos de investigación y recientemente ha recibido 2,5 millones de euros de la UE para multiplicar la capacidad de descubrir planetas como la Tierra y determinar si hay vida en ellos.
La comunidad científica busca planetas desde hace más de tres décadas: «Hemos encontrado muchos, más de 5.000, pero no hemos logrado encontrar auténticos gemelos de la Tierra, dando vueltas a una estrella como el Sol».
Y eso que los planetas «son muy abundantes» en el Universo, pues se calcula que «hay tantas estrellas como planetas, por lo que son centenares de miles de millones», según el astrónomo.
Los modelos matemáticos indican que «en un 15 por ciento de estrellas parecidas al Sol podría haber planetas como la Tierra, y esto es un montón de Tierras en la galaxia».
Una investigación publicada en 2020, con datos del observatorio espacial Kepler de la NASA, estima que habría unos 300 millones de planetas solo en la Vía Láctea que podrían ser habitables, porque son similares a la Tierra por la composición, temperatura y por posibilidad de albergar agua.
«Lo difícil es que, aunque estén ahí, seamos capaces de verlos; de momento, entre 5.000 planetas conocidos tenemos cero exotierras, es decir, cero planetas que sean iguales al nuestro, pero estamos convencidos de que están ahí», ha resaltado Ribas.
El gran reto es poder identificar y estudiar exotierras, y ese es el objetivo del proyecto que lidera Ribas con esta nueva inyección de fondos europeos.
«En la ultima década nos hemos quedado atascados porque hay un obstáculo que no somos capaces de saltar, que es el efecto de la estrella sobre los datos, pues causa una especie de ruido que impide ver la señal minúscula de un planeta», ha explicado el científico.
Salvo casos muy concretos, lo que observan los científicos mediante telescopios en la Tierra y en el espacio no es una foto del planeta, sino el efecto que hace sobre su estrella, así que lo que miden es la luz de las estrellas.
Pero las estrellas como el Sol son cambiantes, tienen manchas que se van desplazando y regiones más brillantes que el resto del astro.
Estos elementos actúan como una especie de «ruido» que dificulta la observación del planeta cuando pasa frente a su estrella, lo que se conoce como el tránsito, y también complica el estudio de las pequeñas oscilaciones del planeta cuando orbita a su astro, lo que se conoce como velocidad radial.
Ahora, el objetivo del proyecto que lidera Ribas es «ser capaces de superar estos obstáculos del ‘ruido’ y limpiar datos para encontrar estas diminutas señales que se asocian con el planeta».
Su grupo de investigación lo hará creando una estrella artificial «ultrasofisticada» mediante inteligencia artificial para que sirva para simular «millones de maneras de cómo una estrella puede variar».
Como si se tratara de un filtro de ‘photoshop’ para hacer más nítida una imagen, todo esta información generada con inteligencia artificial (IA) servirá para «filtrar los datos» que se captan de las estrellas reales, con el fin de dilucidar qué parte de las variaciones de las observaciones son atribuibles a la actividad del astro y qué otras a la presencia de un planeta.
Así, «podremos quitar lo que no queramos, que es este ruido de la estrella, para ver una señal que es la que queramos que se vea», la del planeta, ha explicado el científico.
Durante cinco años, el equipo de Ribas va a desarrollar todas estas técnicas para limpiar los datos, a la espera de poder avanzar en el conocimiento.
«Es muy posible que en este plazo no podamos todavía encontrar exotierras porque es necesario acumular datos durante años, pero sí tendremos toda la maquinaria lista para limpiar esos datos de telescopios de la Tierra y en el espacio», ha asegurado.
Aunque se puedan localizar exotierras, Ribas ha dejado claro que esto es un «ejercicio académico» para entender mejor el Universo y ampliar el conocimiento científico, pero no para que la humanidad cambie de mundo, como si fuera un «plan B» a la Tierra.
«Pensar que los humanos, cuando la Tierra deje de ser habitable, apacible o interesante, nos iremos a otro mundo a colonizarlo está fuera del alcance, pues son viajes inimaginables en cuanto a tiempo, así que no deja de ser ciencia ficción», ha destacado Ribas.
Y como aquí «no hay plan B», lo que hay que hacer, entre todos, es «cuidar la Tierra para que siga siendo habitable durante mucho tiempo», ha subrayado. EFE
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