Begoña Fernández
Madrid, 30 may (EFE).- El tabaquismo pasivo tiene grandes perjuicios para la salud. Fumar en el coche mientras llevas a tu hijo al colegio en un trayecto de 20 minutos es para el menor el equivalente a consumir entre cuatro y cinco cigarrillos al día.
En una entrevista a EFE, en víspera del día mundial sin tabaco, el director del Centro Colaborador de la OMS para el Comité del Tabaco, Esteve Fernández, también se ha referido a las terrazas donde la exposición de un no fumador al humo durante media hora implica lo mismo que haber fumado un cigarrillo de tabaco convencional.
Si bien el interior de los coches y las terrazas de hostelería se llevan la peor parte, los hogares son otro lugar donde se alcanzan concentraciones de nicotina muy altas y similares en la habitación donde los padres dicen fumar y la de sus hijos.
Fernández explica que estas estimaciones se basan en cálculos realizados por la Unidad de Control del Tabaco del Instituto Catalán de Oncología (ICO) y estudios a nivel europeo.
Por eso, uno de los objetivos de los expertos en políticas antitabaco es conseguir hogares sin humo. «Los padres piensan que fumando en la cocina con la puerta cerrada y la campana extractora o en el balcón, no pasa nada y protegen a sus hijos, y eso no es cierto», señala este experto.
«Hemos detectado que las concentraciones de nicotina en toda la casa son iguales porque el humo se difunde por todo el hogar y encontramos concentraciones de sustancias carcinógenas también en las habitaciones de los niños», añade.
Otro ámbito para legislar serían las viviendas de alquiler. Se trataría de que se prohibiera fumar, igual que, por ejemplo, no se permiten mascotas.
No obstante, las mayores concentraciones se dan en los coches (hasta 100 miligramos de nicotina por metro cúbico) por ser el habitáculo muy pequeño, e incluso abriendo las ventanillas o poniendo el aire acondicionado.
Y es que al abrir las ventanillas, el humo se concentra en la parte posterior del coche que es donde viajan los menores.
Fernández también insta a legislar para que no se fume al menos a tres metros de las paradas de autobuses, a cinco metros de los accesos a colegios y hospitales y en todos los espectáculos al aire libre ya sean conciertos o deportivos, donde la población joven y adolescente es asidua, aunque la concentración de nicotina y otras sustancias carcinógenas sea significativamente menor.
Y es que en las paradas de autobuses al aire libre las exposiciones se disipan rápidamente «y, por suerte, nadie está una hora en una parada respirando el humo que exhala otra persona, pero está el problema de la visibilidad, que también es importante de cara a las generaciones jóvenes», señala.
Otros ámbitos son los mercados, mercadillos y centros comerciales al aire libre o semi al aire libre, «donde la gente ve el cielo y cree que fumar no es perjudicial», comenta.
En las entradas de bares y restaurantes se han detectado concentraciones importantes (2 y 3 microgramos de nicotina por metro cúbico) de personas que están fumando, pero el problema no es para los adictos sino que el humo pasa al interior.
Y eso ocurre en las entradas de los centros de trabajo, universidades, bibliotecas y de la administración… donde trabajadores y estudiantes salen a fumar. La concentración de nicotina es igual en el exterior que en los vestíbulos.
En el caso de la hostelería, donde los trabajadores tienen jornadas laborales muy largas, la exposición a la que están sometidos es muy elevada.
La ley dice que una terraza si tiene más de dos paredes y techo no puede ser para fumadores, pero esto no se cumple. El 98 % de las terrazas de Madrid o Barcelona no cumplen la ley.
Y al quedar el humo atrapado, los camareros, que están entrando y saliendo en la terraza, tienen una exposición «parecida a la que había cuando se permitía fumar en el interior de los locales, con 3-4 microgramos por metro cúbico. Es como si fumasen cinco o seis cigarrillos al día, siendo no fumadores».
Fernández sostiene que habría que hacer una legislación nacional que lo diga claramente, aunque hay comunidades, como el País Vasco, donde han aprobado una ley autonómica que prohíbe fumar en cualquier terreno deportivo, hasta en los frontones, «que para los vascos es un lugar casi sagrado».
No obstante, reconoce que la mayoría de las comunidades espera a que haya una norma de ámbito superior, aunque tienen la capacidad de legislar más allá del Estado. Lo que no pueden es rebajar una norma de nivel nacional. EFE
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