La ministra de Exteriores de Ecuador, Gabriela Sommerfeld, ha justificado este sábado la decisión de irrumpir en la embajada de México en Quito para capturar al exvicepresidente Jorge Glas alegando que existía un «riesgo real de fuga inminente» y que Ecuador ya había «agotado el diálogo diplomático con México respecto a este tema».
«La decisión del presidente de la República (Daniel Noboa) fue tomada ante un riesgo real de fuga inminente del ciudadano requerido por la Justicia en ejercicio de nuestra soberanía», ha argumentado Sommerfeld en una declaración de prensa en la que ha defendido que «ningún delincuente puede ser considerado un perseguido político cuando ha sido condenado con sentencia ejecutoriada y con disposición de captura emitida por las autoridades judiciales».
En la misma línea, la titular de Exteriores ecuatoriana ha defendido que el Gobierno de Noboa ha actuado «en defensa de la democracia, la paz y la seguridad de los ecuatoriano» ante un «abuso de las inmunidades y privilegios».
Asimismo, ha subrayado que «la Embajada de México (disponía de) toda la información proporcionada por la Corte Nacional de Justicia y Fiscalía General del Estado sobre las sentencias condenatorias por los delitos de asociación ilícita y de cohecho, así como sobre la orden de captura por delito de peculado» dispuesta contra Glas, y ha denunciado además que la concesión de asilo «contraviene claramente el principio fundamental de no intervenir en los asuntos internos de otros estados», así como varias convenciones del Derecho Internacional.
«Es importante resaltar que el artículo 41 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas dispone que todas las personas que gocen de privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes del Estado receptor y estar de acuerdo con ellas, viéndose obligadas a no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado», ha expresado la ministra.
Las declaraciones de Exteriores llegan después de que el propio Daniel Noboa respaldara la entrada durante la madrugada anterior de un operativo policial en la Embajada de México para detener al ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas esgrimiendo que la condena previa contra Glas prevalecía sobre una condición de asilado político cuya validez además fue disputada por el mandatario ecuatoriano.
Glas, cabe recordar, permanecía desde mediados de diciembre en la sede diplomática mexicana, donde ingresó argumentando temor por su seguridad y libertad personal. La Embajada lo acogió como huésped y sus abogados ya informaron hace semanas de que habían entregado una solicitud formal para el pedido de asilo político.
Esta maniobra del exvicepresidente se produjo después de que la Policía Nacional ordenara su detención para prestar declaración ante la Fiscalía por el caso de posible malversación de caudales públicos en la reconstrucción de la provincia de Manabí tras el terremoto de 2016, que dejó más de 670 muertos.
Tras la declaración como ‘persona non grata’ a la embajadora mexicana en Quito y su posterior expulsión del país, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció que su país concedería finalmente asilo político a quien fue vicepresidente de Ecuador con Rafael Correa durante diez años, el detonante de esta crisis diplomática que ha estallado con la entrada de la Policía ecuatoriana en la Embajada de México.