Luis Caputo y Pablo Quirno, secretario de Finanzas, durante la conferencia en el JPMorgan
Desde Washington, EEUU – Luis Caputo se bajó a las corridas del tren que lo trajo de New York a DC, se subió a un auto oficial junto a Pablo Quirno, secretario de Finanzas, y llegó con una sonrisa al hotel Hyatt de la calle 24. Escaleras abajo, en un salón repleto de inversores, banqueros y analistas financieros –no menos que 400–, el ministro de Economía se sentó en el centro de una larga mesa y tras las presentaciones formales explicó qué se encontró cuando se hizo cargo del Palacio de Hacienda, hacía adonde va el programa de ajuste y cómo es el respaldo del presidente Javier Milei.
“La herencia que recibimos fue incluso peor de lo que esperábamos. No, no hay dudas. No puedo decirles el nivel de las cosas que presenciamos. Una vez que llegamos al poder, es realmente difícil de creer. Es difícil decirlo sin hacernos sentir mal a todos. Pero la realidad es que casi todo el mundo esperaba que ocurriera una crisis. Cuando dije que me iba a unir al Presidente, todos me dijeron, no seas el primero, porque el primero seguro es el que también se quema”, describió Caputo al comenzar su exposición.
Y añadió: “Esencialmente, estamos tratando de arreglar todos estos problemas siendo extremadamente ortodoxos en el lado fiscal y también en el lado monetario. El lado fiscal parecía una tarea imposible. Incluso los economistas más respetados, decían que era imposible reducir el déficit fiscal más de dos, dos puntos y medio en un año. Y pudimos llegar a un superávit financiero en el primer mes. Y la razón por la que ponemos tanto énfasis en esto es porque, como todos saben, como formuladores de políticas en Argentina, no tenemos las mismas herramientas que en cualquier país desarrollado, porque no tenemos credibilidad. Así que no importa si llego y digo que vamos a llegar a un superávit fiscal en dos años, o que el Banco Central no va a financiar más al Tesoro, la gente simplemente no lo creerá. Dirán, está bien, a ver si cuando tengan 100.000 personas en la calle, a ver si pueden lograrlo. A ver cuándo vence un bono, si incumplen o piden el dinero al Banco Central”.
La audiencia estaba en cerrado silencio, y el ministro de Economía continuó con la descripción de la situación política y la estrategia opositora del peronismo en el Congreso. Caputo fue filoso.
Las pantallas en el hotel Hyatt de Washington anunciando la conferencia de Luis Caputo
“Así que fue un trabajo súper difícil, especialmente sin tener mayoría en el Congreso. Entonces, lo que teníamos que hacer era esencialmente alcanzar el equilibrio fiscal por nuestra cuenta, porque sabíamos que iba a ser muy difícil aprobar la ley desde el principio, particularmente en las provincias, sabiendo que estábamos en una posición débil porque, Seamos realistas, ellos son la oposición. No quieren que te vaya bien sin importar lo que digan en la televisión. Quiero decir, no quieren que te vaya bien. Y si te ven en una posición débil, lo van a explotar”, opinó el ministro.
A continuación, el ministro defendió su estrategia respecto a los distintos tipos de cambio. El jefe del Palacio de Hacienda se sinceró: “Vamos al equilibrio fiscal que sirve como un ancla muy fuerte a pesar de que algunos intentan socavarlo. La segunda cosa que teníamos que hacer, y es de vital importancia aunque sé que al principio hubo muchas críticas, fue optar por tipos de interés reales negativos muy altos y muy severos. No teníamos más remedio, si no lo hubiéramos hecho probablemente ya estaríamos en hiperinflación”.
La convocatoria del JPMorgan para escuchar a Caputo llevaba como titulo “Argentina: estabilización, regulación y crecimiento sustentable”. En este marco, el comentario obligado del ministro estaba vinculado a la inflación y su evolución. Caputo se mostró cauto con una pizca de optimismo:
“La inflación continuará. Y la única razón es porque los argentinos están con esta tendencia a pensar que todo va a salir mal. Entonces ¿qué pasó? Casi todo el mundo fijaba el precio de sus productos en la tienda de primera línea con un dólar a 2000, porque eso es lo que les decían todos los economistas de Argentina. Esto va a 2000 el dólar, o a 3000. Los precios se fijaron a un tipo de cambio muy alto que no ocurrió”, describió el jefe del Palacio de Hacienda.
Y completó: “Siempre esperábamos que la inflación fuera significativamente menor a lo que pronosticaban los economistas en Argentina. Y pronosticaban un 30% en diciembre; un 30% en enero y un 20% en febrero. La inflación acabó situándose en 25%, en Diciembre; 20 % en enero; 13% en febrero, 11 % en marzo. Y lo más probable es que vuelva a ser de un solo dígito en abril.
Javier Milei y Luis Caputo: una selfie antes de viajar juntos a Estados Unidos, cuando todavía no habían llegado al Gobierno
En otro tramo de la charla, el ministro de Economía valoró a Milei como jefe de Estado. Caputo dijo:
“El mensaje más importante que quiero transmitirles es que no vamos a abandonar estas políticas, pase lo que pase. Y créanme, no he visto a nadie en mi vida con un nivel de convicción como el que tiene este presidente. Elogio mucho al presidente por esto, porque estando allí, sé que la reacción normal es dar marcha atrás cuando las cosas se ponen tensas, particularmente cuando no tienes apoyo político. Este presidente nunca dará marcha atrás”.
Por último, cuando ya llevaba 50 minutos describiendo su mirada del plan económico, Caputo descalificó a la oposición política y valoró el respaldo de la opinión pública frente al programa de ajuste.
“Si ven la política a la antigua usanza, es como un negocio, no como un servicio público. Y quieren administrar ese negocio. Y para poder gestionar ese negocio, quieren echarnos, necesitan echarnos. Se están dando cuenta de que eso no está funcionando. Han hecho prácticamente de todo estos tres, cuatro meses, y no ha funcionado en absoluto, como dije. Quiero decir, no es sólo que el nivel de popularidad del presidente esté aumentando; se están volviendo cada vez más impopulares. Lo que demuestra que esta vez hay un cambio en la Argentina. Y repito, esto es lo más importante, porque muchos siempre nos hacemos la misma pregunta: ´¿cuándo los argentinos iban a aceptar que tienen que abrocharse el cinturón y hacer la tarea?´ Y creo, nuevamente, que esta es probablemente la primera vez que los argentinos responden a esta pregunta de manera tan alta y clara. ¿No?”.