DEF visitó las oficinas del programa F-16 “Peace Condor” de la Fuerza Aérea Argentina (F. AA.) para conocer el detalle de la compra de los 24 aviones Fighting Falcon a Dinamarca.
El programa, que nació hace más de una década con el análisis de las opciones posibles para Argentina, fue el responsable de asesorar a las autoridades sobre el F-16. “Se analizaron un montón de sistemas distintos”, confiesa el vicecomodoro Juan Manuel Sosa, jefe del programa, quien también detalla que, con el correr del tiempo, se enfocaron en un número reducido de opciones para, finalmente, seleccionar al avión danés.
Desde entonces, el proyecto cambió su denominación: “Nos dijeron que, cuando nace un programa de F-16, debe tener un nombre. Entonces, el común denominador en todos es la palabra ‘peace’ (paz en castellano)”. Sin embargo, los argentinos quisieron dejar su huella y le sumaron al nombre un término vinculado al país: “Fue la palabra ‘cóndor’, porque es el ave representativa de nuestros escudos, de nuestra cordillera y, además, vuela alto. Nos representa”. Así nació, de forma definitiva, el “Peace Condor Program”.
Junto a Sosa, el vicecomodoro Cristian Darío Giaccaglia, jefe de Gestión de Implementación del programa, también dialogó con DEF. Además de brindar una infinidad de datos técnicos que hacen a las capacidades del F-16, fue contundente: “Queremos que nuestros camaradas se sientan orgullosos de lo que van a recibir. Para eso, trabajamos todos los días”.
Los vicecomodoros Sosa y Giaccaglia dirigen el programa detrás de la compra de los F-16 a Dinamarca. (Fotos: Giovanni Sacchetto)
“No somos solo nosotros dos, la Fuerza Aérea Argentina está detrás de nosotros”
Sosa y Giaccaglia no solo son los responsables del exhaustivo trabajo previo a la compra, sino que fueron la cara visible de ella, sobre todo en Dinamarca. “Es un orgullo estar al frente de esto y, también, es una responsabilidad. Pero no somos solo nosotros dos, la Fuerza Aérea Argentina está detrás de nosotros”, cuenta el vicecomodoro Sosa, quien también confiesa que, por la confidencialidad del proyecto, al principio el grupo de trabajo fue acotado. Pero, con el contrato firmado, empezó el programa y los planes para la incorporación de las aeronaves. Entonces, “se agrandó el equipo”.
“Toda la Fuerza Aérea y la superioridad nos están apoyando, incluso desde el Ministerio de Defensa. Ellos son quienes han tomado la decisión de hacer esto y eso lo valoramos”, dice y agrega: “Son aviones que compró el país y es lo que queremos transmitir”.
De hecho, por estos días, se fue sumando personal al grupo de trabajo. Y Giaccaglia compartió sus sensaciones: “Uno puede ver el orgullo en sus caras, pues vamos a hacer lo mejor para la Fuerza”.
“Había una necesidad de que esto ocurriera. Nosotros sabemos que, en este momento, somos el escalón de una gran escalera”, concluyó Sosa sobre la compra.
¿Qué le aporta el F-16 a Argentina?
El vicecomodoro Sosa es categórico: “El F-16 le aporta a Argentina la posibilidad de recuperar la capacidad supersónica. En síntesis, poder tener un control del aeroespacio completo”.
En palabras del jefe del programa, nuestro país necesitaba un vector, con velocidad, para alcanzar, interceptar e identificar los “tránsitos aéreos irregulares”. En ese sentido, explicó que las aeronaves compradas tienen sensores, aviónica y armamento que van a permitir la recuperación de la capacidad de disuasión, fundamental si se considera que somos la octava geografía del mundo. “Un Estado tiene que ser capaz de defender sus intereses, en su territorio y el de su pueblo. Para eso están los aviones”, resumió Giaccaglia.
“No son para la guerra, son aviones para la paz”, aclaró Sosa, al tiempo que explicó que este tipo de adquisiciones se hacen cada 40 o 50 años. En ese sentido, añadió que los programas suceden de acuerdo a la vida útil de los sistemas de armas de la Fuerza, que es de aproximadamente entre 25 y 30 años. De todos modos, aclaró que, en el presente, y por los avances tecnológicos y las modernizaciones, las aeronaves cuentan con mucho más margen.
«Nuestro país necesitaba un vector, con velocidad, para alcanzar, interceptar e identificar los tránsitos aéreos irregulares”, resaltó a DEF el vicecomodoro Sosa.
“Destacamos la capacidad de transmisión de datos”
En palabras de Sosa, la Fuerza Aérea Argentina lleva varios años trabajando en lo que respecta a la radarización del territorio: “Eso es tener ojos enormes. Pero el F-16 viene, principalmente, a integrar todo el sistema de defensa aeroespacial”.
A su vez, indicó que el F-16 puede transmitir información porque tiene sensores que pueden utilizarse como “grandes orejas”. De esa manera, los radares integran la información y la comparten con el resto de los elementos.
“Destacamos la capacidad de transmisión de datos. Es única y no la hemos tenido hasta ahora. Es un gran salto”, comentó Giaccaglia.
Impedidos de brindar mayores detalles, por su carácter de “reservados”, los oficiales del Programa agregaron que el F-16 incluye un POD que puede asociarse a un radar.
“Se está haciendo un trabajo para que los aviones lleguen con la última configuración. Vamos a llevar la aviónica, los equipos y los sensores al máximo, y ese es el gran beneficio que tienen estos modelos. Es un concepto diferente. En otros aviones, como por ejemplo el A-4, las modificaciones tienen un límite. Acá es más fácil”, detalló Giaccaglia.
DEF te cuenta a fondo cómo son los 24 aviones F-16 comprados por la Argentina a Dinamarca. (Foto: archivo DEF)
A las críticas: “Es un concepto diferente de otros aviones”
Lo cierto es que, con los F-16, Argentina adquirió una aeronave que ya es utilizada por otros 26 usuarios en el mundo. “El principal es Estados Unidos, donde se sigue fabricando la aeronave. Hay, además, más de 4000 de estos aviones volando. Y, con respecto a la aviónica, la van integrando a las aeronaves operativas. Eso es lo bueno. Tiene sistemas muy nuevos”, reflexionó Sosa.
De hecho, al ser consultados por los principales argumentos de quienes critican esta adquisición, sobre todo aquellos que hacen foco en el año de fabricación, los pilotos de la Fuerza Aérea explicaron que el trabajo realizado en la etapa de análisis fue extremadamente minucioso: “La F. AA. estableció que no podíamos salir a probar cualquier cosa. Por eso hubo una serie de criterios que dieron un orden a lo que íbamos a buscar. Uno de ellos era que la aeronave seleccionada tuviera proyección en el tiempo (desde el punto de vista de su uso) y que, además, tuviera proyección tecnológica. Y, finalmente, que debía operar en la Fuerza por, al menos, 25 años. Si no se hubiera cumplido con esos requisitos, no hubiéramos seguido ni un minuto más en esto”.
En ese sentido, los oficiales explicaron a DEF que todas las alternativas analizadas se encontraban en similares condiciones. Sin embargo, había que seleccionar 24 aviones: “Cuando nos comunicamos por primera vez con Dinamarca, nos dijeron que, en cuanto a su mantenimiento, eran las mejores aeronaves F-16 en el mundo. Al principio, no lo creímos. Pero los fuimos a ver y créannos que es así”.
Vicecomodoro Juan Manuel Sosa, jefe del programa F-16.
El armamento del F-16
“Se tienen que quedar tranquilos, porque estamos adquiriendo lo que está usando el mundo en este momento. Tenemos el armamento de corto y mediano alcance y las bombas guiadas que queremos tener”, insiste Sosa.
En ese sentido, contó que hicieron una investigación, tanto de las capacidades como de la logística, el armamento y el financiamiento de cada alternativa. A su vez, los datos fueron comparados: “La Fuerza Aérea tenía que poner sobre la mesa el análisis técnico, con datos duros, de cada una de las propuestas y dejar todo listo para que quien tome la decisión tenga todos los elementos de juicio para hacerlo”.
En palabras del vicecomodoro Giaccaglia, el armamento fue uno de los factores con más peso en la etapa previa. “Puedo decir que estamos teniendo la mejor combinación de capacidades ofrecidas. El estudio de los misiles y sensores llevó mucho tiempo y las capacidades que se están adquiriendo son superiores a las de las otras ofertas”, precisó.
De acuerdo con los testimonios, el proceso previo a la compra fue exhaustivo. No solo porque tenían que analizar cada aspecto de las alternativas, sino que, además, debieron estudiar y preparar los informes para, luego, asesorar a las autoridades de la Fuerza. “Remarco, es un gran salto de capacidades. No se dejen engañar por lo que dice Internet. Quédense tranquilos”, añadió Giaccaglia.
“No son para la guerra, son aviones para la paz”, aclaró Sosa.
Los F-16 y el secreto militar
Desde el edificio Cóndor, sede de la Fuerza Aérea, el vicecomodoro Juan Manuel Sosa explicó que, a la hora de hablar del F-16, toman una serie de recaudos: “Es una aeronave muy difundida a nivel mundial, porque la usan otros 26 usuarios. Por lo tanto, no es solo por una cuestión de defensa nacional, sino también porque otros países tienen la misma aeronave con mismas capacidades. Vulnerar algún dato no solo va en contra de nuestra defensa y de la disuasión que esta debe generar, sino también de los otros usuarios”.
Además, los pilotos militares explicaron que se trata de un secreto militar, pero con el objetivo de preservar una información valiosa. “Entiendan que estamos abiertos a contestar y mostrar lo que se pueda, pero hasta un límite. Las cuestiones de defensa nacional son serias, acá y en todo el mundo”, argumentaron.
La historia detrás del parche y de los pañuelos grises del F-16
Durante la compra de los F-16 en Dinamarca, se pudo ver en los uniformes de los militares argentinos el parche que identifica el programa, que lleva las banderas de Argentina, Dinamarca y Estados Unidos. “La historia tiene una explicación. Las aeronaves son de Dinamarca, pero Estados Unidos es quien dio la autorización, y Lockheed Martin es de ese país. Entonces, es una mesa de tres patas”, describió Sosa.
“No solamente es un programa argentino, porque en Dinamarca hay personas utilizando el escudo. Por eso tiene las tres banderas”, agregó el vicecomodoro Cristian Giaccaglia.
Vicecomodoro Cristian Darío Giaccaglia, jefe de Gestión de Implementación del programa F-16.
Existe otro parche que los identifica y es uno utilizado por los otros usuarios de los F-16 en el mundo. Un detalle: cada uno lleva la bandera de los respectivos Estados.
“Cuando el programa desaparezca, porque tiene una duración, va a pasar a tener solamente la bandera argentina”, explicaron desde el edificio Cóndor.
¿Por qué finalizará el programa? Porque, una vez que el contrato cumpla con su propósito, la entrega de los aviones, pasará a ser un escuadrón definitivo. Con ello, el programa muere.
Con respecto al pañuelo gris que visten los miembros del Programa F-16 en Argentina, Sosa explica que, probablemente, una vez que lleguen las aeronaves, el personal del Escuadrón (o del Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la F. AA.) decidirán cuál será el color que los identifique. Por el momento, ellos visten el gris porque es el pañuelo del programa.
Argentina volverá a contar con aviones de caza luego de cuarenta años.
Comunicar la compra del F-16
Desde Dinamarca, la Fuerza Aérea Argentina difundió una serie de videos en los que los pilotos argentinos pudieron describir las capacidades y características del avión. Enseguida, fueron viralizados. “Fue algo instantáneo. Nos pidieron un video y alguien nos filmó. Salió de una, no lo cortamos. Y, en los comentarios, algunos destacaron “la cara de felicidad de los pilotos”. La realidad es que trabajamos para que se pudiera ver a la escarapela argentina en el avión. Lo hicimos con gente de Dinamarca. Porque, como ustedes pueden ver, hay escarapelas en gris y se usa así porque así es el skin de la aeronave. Pero, para esa ceremonia, decidimos ponerle los colores de argentina. Quisimos transmitir nuestra pasión al país”, confesó Sosa.
Más tarde, la Fuerza armó un nuevo video. En este, el equipo de comunicación puso el foco en nuestros recursos, historia, tradiciones y hasta en nuestros sueños para dejar un mensaje: los F-16 llegan para protegernos y “defender la paz, con nuestro cielo de testigo”.
“Es un mensaje para el ciudadano argentino, para que sepa lo que tenemos y lo importante que es protegerlo. Como Fuerza Aérea, tenemos que ser capaces de brindar eso”, comentó Giaccaglia.
El programa incluye la palabra ‘cóndor’, «porque es el ave representativa de nuestros escudos, de nuestra cordillera y, además, vuela alto. Nos representa”, explicó Sosa.
La llegada de los F-16: la capacitación de pilotos y mecánicos, y los detalles de las futuras instalaciones
“El programa tiene varios planes que corren paralelos. Nosotros ya empezamos con la preparación del personal en lo que es idioma. Porque la certificación es en inglés. Y, si bien nuestra gente, en los aspectos técnicos, está bien preparada, hay que asegurar que tengan un nivel adecuado”, dijo Sosa, quien también contó que los cursos son variados y que apuntarán a hacerse, la mayor parte, en el país.
“Paralelamente, tiene lugar un plan de infraestructura. El principal hito será un centro de instrucción con la famosa aeronave número 25: un F-16 completo que no va a estar autorizado a volar. Entonces, se hará un hangar con los más altos estándares para el personal técnico. Porque acá hay un cambio de filosofía, la persona que está en proceso de formación no toca una aeronave en operación. Primero, va a estos centros y se prepara”, detalló el jefe del Programa F-16, quien añadió que uno de los objetivos es elevar el nivel y la atmósfera de entrenamiento. Sin embargo, dejó bien en claro un tema: “Hay cuestiones que se deben desmitificar. La infraestructura en la que hay que invertir es la misma que es necesaria para este o cualquier otro avión seleccionado”.
Por su parte, Giaccaglia contó que un avión de la performance del F-16 requiere de una base de infraestructura. Básicamente, al ser una aeronave de cuarta generación, necesita ciertas condiciones. Y, en ese sentido, precisaron que las mejoras se encararán en etapas.
Otro dato importante: el F-16 tiene motores con, más o menos, la misma potencia que los de un Boeing 737. Según los expertos, succionan de forma similar, con lo cual el avión adquirido a Dinamarca podría operar en pistas similares a las utilizadas por la firma Boeing en Argentina.
«Se hará un hangar con los más altos estándares para el personal técnico», especificaron los directivos del programa.
Un nuevo reabastecedor de combustible y el impacto del bloqueo británico
Sosa y Giaccaglia comentaron que, si bien el A-4 que actualmente vuela la Fuerza Aérea Argentina tiene un sistema de reabastecimiento en vuelo, el F-16 tiene otro distinto. Y, justamente, uno de los requisitos existentes en el marco del programa era que se debía adquirir una nave con capacidad de reabastecimiento en aire. “La aeronave lo tiene. Entonces, debemos trabajar, y lo estamos haciendo de forma paralela, en adquirir los sistemas acordes. Pero, primero, hay que tener los aviones y empezar el entrenamiento”, dijo Sosa y además enfatizó que, en el proceso complementario, intervendrán especialistas en aviación de transporte.
Con respecto al bloqueo británico, los pilotos explicaron que el F-16 tiene muchísimos usuarios. Por esta razón, se hicieron aeronaves con diferente tipo de equipamiento. Entonces, no hay componentes británicos, ni siquiera en el asiento eyectable. “Parte de nuestro trabajo fue estudiar todo eso”, contó Sosa.
En relación con los análisis previos, el jefe de Gestión de Implementación contó que existió un equipo de trabajo con acceso a información especial: “Es clasificado, pero tengan la tranquilidad de que la Fuerza Aérea Argentina puso a los especialistas a hacer un análisis muy complejo de cada uno de los aviones ofrecidos. Esto no se eligió al azar”.
Sosa y Giaccaglia comentaron que, si bien el A-4 que actualmente vuela la Fuerza Aérea Argentina tiene un sistema de reabastecimiento en vuelo, el F-16 tiene otro distinto.
“De jóvenes, nos hubiese gustado tener este avión”
Durante el encuentro con DEF, el vicecomodoro Sosa subrayó que la compra tiene un gran impacto a nivel nacional, razón por la cual se la tomaron con la seriedad debida.
“No somos solo dos personas haciendo esto, es un grupo de gente. De hecho, queremos reconocer que, hace 10 o 15 años, hubo personas que le dedicaron tres o cuatro años a esto, incluso estudiando alternativas que no se dieron. A nosotros, nos tocó agarrar ese legado y tener la suerte de que eso se concrete”, contó y añadió: “Lograr esto es también en nombre de ellos. Es una especie de homenaje y reconocimiento a ese esfuerzo”.
Sosa insiste en que ambos pilotos son apasionados en el tema y que saben que se trata de una necesidad. “Nosotros no vamos a volar el F-16, lo va a hacer el personal más moderno. De todas maneras, de jóvenes nos hubiese gustado tener este avión”, confesó.
Uno de los parches distintivos que utilizan los integrantes del programa.
Fecha de arribo a la Argentina
“Todos los aviones vendrán volando, salvo el número 25, que es el que vamos a traer dentro de otra aeronave. Se entregarán seis F-16 por año, y la primera entrega se haría a fines del año que viene porque tenemos que preparar al personal y la infraestructura”, contó Sosa.
En ese sentido, el jefe del Programa F-16 explicó que, con la llegada de los aviones, el salto tecnológico será alto. En esa línea, detalló que, por ejemplo, el Pampa que vuela la Fuerza Aérea tiene un software destacado, pero no los sistemas de armas y sensores, que es en lo que el personal debe especializarse: “El problema no es volar, sino que uno se transforma en un gestor de información y sistemas”.
¿El piloto militar argentino va a poder con esos sistemas? “Actitud no le falta. El programa va a asegurar las herramientas adecuadas para que el piloto tenga lo que necesita para adquirir el nivel que buscamos”, aseguró Giaccaglia. Por su parte, Sosa respondió que el nivel de los pilotos y de la Escuela de Caza son una gran base: “Estamos muy bien posicionados”.
El F-16 fue totalmente revolucionario para su época, por sus comandos eléctricos.
Más allá de la pasión por los aviones: “Uno se va enamorando de la vida militar”
Si existe un común denominador en los pilotos militares, es que la vocación se despierta en la infancia. Y, en el caso de Sosa y Giaccaglia, el sueño de la niñez terminó siendo la profesión de su vida.
Según cuenta Juan Manuel Sosa, hoy de 49 años, cuando era niño, la guerra de Malvinas lo marcó. “Me acuerdo bien de eso. Yo vivía en Carlos Paz, cerca de la Escuela de Aviación, donde también trabajaba mi papá. Y siempre fui un fanático del tema. Consumía revistas de aviones y coleccionaba fascículos”, recuerda, y agrega: “Sobre lo que quise ser de grande, nunca lo dudé. No tuve un problema vocacional porque siempre lo supe”.
Su pasión por los aviones lo llevó a seguir la carrera en la Fuerza Aérea. Sin embargo, allí se encontró con otras cosas: “Uno se va enamorando de la vida militar. Por eso, termina viendo que la Fuerza es un equipo de gente y un montón de otras cosas, como el compañerismo. Eso genera algo que uno lleva adentro y que no se puede cuantificar”.
El vicecomodoro Sosa junto a su par, Giaccaglia.
“Somos unos apasionados natos”, comenta Cristian Darío Giaccaglia, quien, en su caso, dibuja aviones desde que tiene uso de razón. “Es difícil de explicar. Cuando pasó todo lo del F-16, mis compañeros de la primaria me contactaron para decirme que se acordaban de mí, en primer grado, dibujando aviones”, contó.
“Ambos somos unos fanáticos. Y creo que quien está en esta Fuerza lo hace por verdadera vocación. Eso es, en gran medida, lo que nos impulsa. Somos argentinos y, como tales, queremos ver que nuestro país tenga un gran avión”, finalizaron.
Fotos entrevista: Giovanni Sacchetto