El jefe humanitario de Naciones Unidas, Martin Griffiths, ha descrito el bombardeo israelí de este pasado sábado sobre el campamento de refugiados de Nuseirat y sus alrededores del centro de Gaza como el «epicentro del trauma sísmico» que padece la población del enclave palestino desde el estallido del conflicto entre Israel y Hamás.
Los bombardeos israelíes ocurrieron durante una operación de rescate de sus fuerzas militares y policiales en dos edificios del campamento, donde se encontraban cuatro rehenes israelíes, liberados finalmente con éxito. El Ministerio de Salud de Gaza, bajo control de Hamás, ha estimado que los bombardeos dejaron al menos 274 muertos y 698 heridos.
«Las imágenes de muerte y devastación tras la operación militar israelí», añade Griffiths, «solo demuestran que la guerra se está volviendo más horrenda a cada día que pasa» y que «nadie está a salvo en Gaza».
«La sanidad en Gaza pende de un hilo», ha añadido Griffiths en referencia a los saturados hospitales de los alrededores del campamento, antes de insistir que todos los rehenes en manos de Hamás y otras milicias palestinas «tienen que ser liberados», que «todos los civiles deben ser protegidos» y que «esta agonía colectiva debe terminar ahora».
La relatora de la ONU para Palestina, Francesca Albanese, ha asegurado por su parte que la liberación de estos rehenes «por mucho alivio» que le produce, «no debería haber ocurrido a costa de las vidas de estos palestinos».
Albanese se ha hecho eco de informaciones — categóricamente desmentidas por Israel — de que las fuerzas de rescate emplearon «con intención pérfida» falsos vehículos de asistencia para infiltrarse en Nuseirat, en lo que describió como una maniobra de «camuflaje humanitario a otro nivel».
La relatora acusa a Israel de emplear a los rehenes como excusa para «legitimar el asesinato, la mutilación y la muerte por inanición de los palestinos de Gaza» y asegura que «Israel podría haber conseguido la liberación de estos rehenes durante el primer alto el fuego, hace ocho meses».
«Sin embargo, Israel acabó negándose para seguir destruyendo a Gaza y a los palestinos, como pueblo. Esto es una intención genocida convertida puesta en acción. Más claro, agua», ha remachado.