El emir de Kuwait, el jeque Meshal al Ahmad al Sabá, ha ordenado por decreto disolver el Parlamento y suspender algunos artículos de la Constitución durante un periodo no superior a cuatro años en medio de la crisis política entre el poder ejecutivo y el legislativo.
«Durante el período anterior asistimos a conductas y acciones contrarias a los principios constitucionales. El malestar político en el país ha llegado a un punto en el que no puedo permanecer en silencio al respecto», ha señalado en un discurso a la nación.
El emir de Kuwait ha afirmado que hay quienes se han opuesto a nombramientos «por ignorancia o intencionadamente», teniendo en cuenta que «elegir al primer ministro y los ministros es un derecho puramente constitucional del jefe del Estado», según ha recogido la agencia de noticias estatal KUNA.
Asimismo, ha asegurado que «la corrupción se ha infiltrado en la mayoría de las instalaciones gubernamentales e incluso en las instituciones de seguridad». «Incluso ha perjudicado a las instituciones judiciales, que son un refugio para que las personas preserven sus derechos y libertades», ha agregado.
El emir kuwaití encargó la formación de un nuevo Ejecutivo a Ahmad Abdulá al Ahmad al Sabá para tratar de pasar página a las tensiones políticas de los últimos meses tras las elecciones del 4 de abril, las cuartas celebradas en el país desde diciembre de 2020.
Los resultados de estos comicios arrojaron una aritmética parlamentaria muy similar a la que ya existía antes, en la medida en que la mayoría de los diputados lograron retener su escaño. En Kuwait no hay partidos políticos, pero los legisladores sí se agrupan por afinidades.
Esto se produce después de que el emir al Sabá anunciara a mediados de febrero la disolución del Parlamento kuwaití por violaciones constitucionales y por «utilizar deliberadamente expresiones ofensivas e inapropiadas».
El anuncio se produjo un día después de que los ministros boicotearan una sesión parlamentaria por un discurso de un legisladores que hizo mención a las críticas al gabinete formuladas por el emir y que fue interpretado como un insulto a este.
El país atraviesa una crisis económica y política marcada por la parálisis debido a la dimisión de varios gabinetes por las continuas fricciones con el Parlamento, actualmente dominado por la oposición. Este enfrentamiento ha obstaculizado los esfuerzos del rico productor de petróleo del golfo Pérsico para reducir su enorme dependencia del crudo e impulsar reformas fiscales.