El Gobierno de Estados Unidos ha pedido este jueves a las autoridades venezolanas que permitan la presencia de los observadores electorales de la Unión Europea de cara a los comicios que se celebrarán el 28 de julio, después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) diera marcha atrás a la invitación de una misión por parte del bloque europeo alegando la renovación de sanciones.
El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, ha señalado que Washington está «profundamente preocupado» por la decisión de Caracas de retirar el ofrecimiento: «Esta acción va en contra de los compromisos asumidos en Barbados en octubre de 2023 para apoyar la integridad del proceso electoral», ha señalado.
«(El presidente venezolano, Nicolás) Maduro y sus representantes deben revertir inmediatamente esta decisión y permitir una observación electoral internacional creíble que genere confianza en el proceso electoral», ha sostenido antes de agregar que continuarán «trabajando con la comunidad internacional para apoyar las aspiraciones del pueblo venezolano de una Venezuela más democrática, estable y próspera».
Precisamente la UE dio el paso hace dos semanas de retirar temporalmente una serie de sanciones a dirigentes en Venezuela en el marco de los esfuerzos para contar con unas elecciones presidenciales «inclusivas y competidas». Concretamente quitó de su ‘lista negra’ al presidente del CNE, Elvis Amoroso, y a otros tres miembros del organismo.
Se trataba de un «gesto» de los 27 para dar aire a los esfuerzos para cumplir con los acuerdos de Barbados y celebrar unas elecciones con competencia real, frente a un Nicolás Maduro que aspira a la reelección para prolongar su mandato hasta 2031.
Aparte, el bloque europeo prorrogó el resto de sanciones que mantiene contra Venezuela por un período más corto, hasta el 10 de enero de 2025, coincidiendo con la fecha marcada para la toma de posesión del presidente electo venezolano que salga de las urnas en julio.