El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, ha mostrado este martes su preocupación por los informes sobre el incremento de la violencia, la destrucción de propiedades privadas y del desplazamiento de miembros de la etnia rohingya en el estado birmano de Rajine, en el oeste del país, que se ha convertido en escenario de combate entre la junta militar y los rebeldes.
«Estados Unidos está profundamente preocupado por los informes sobre el incremento de la violencia y la tensión intercomunitaria en el estado de Rajine, incluidas las informaciones sobre pueblos siendo quemados y sus residentes, incluidos los rohingya, siendo desplazados», ha asegurado en un comunicado.
Asimismo, Miller ha advertido sobre el reclutamiento forzoso de los rohingya y sobre la difusión de desinformación y discursos de odio, especialmente por las tensiones existentes entre las etnias rajine y rohingya, que «elevan los riesgos de nuevas atrocidades».
«Los anteriores actos de genocidio y otros crímenes contra la humanidad cometidos por el Ejército contra los rohingya, además de su historial de avivar las tensiones entre comunidades en el estado de Rajine y en otros lugares del país, ponen de relieve los graves peligros que corren los civiles. Pedimos al Ejército birmano, así como a todos los actores armados, que protejan a la población civil y permitan el acceso sin trabas de la ayuda humanitaria», ha añadido.
En ese sentido, ha pedido a la comunidad internacional condenar el aumento de violencia y tomar acciones para que los culpables sean llevados ante la justicia y para ofrecer protección a los civiles que huyen de los actos violentos.
Miller también ha reafirmado el compromiso estadounidense de «promover la justicia» mediante la imposición de futuras medidas tanto contra los militares como contra los rebeldes que cometan abusos contra la población.
Birmania lleva desde el 1 de febrero de 2021 bajo una dictadura militar después de un golpe de Estado que ha acabado desencadenando un conflicto a gran escala en todo el país entre el Ejército y los numerosos grupos armados de oposición, contando a milicias históricas que defienden los intereses de los grupos étnicos y nuevas «organizaciones de autodefensa».
Aunque el interés estratégico del conflicto se está centrando actualmente en el este del país, especialmente en los pasos comerciales de las fronteras con China y Tailandia, Rajine lleva siendo desde noviembre escenario de nuevos combates desde la ruptura de un alto el fuego informal entre la junta militar y los grupos armados de la región.
Desde entonces, 15 de los 17 municipios de Rajine se han visto afectados por los combates, donde cientos de personas han muerto o han resultado heridos, y más de 300.000 personas han acabado desplazadas a la fuerza.