El representante adjunto de Estados Unidos en la ONU, Robert Wood, ha defendido este martes ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que Washington no ha estado involucrado en el ataque atribuido a Israel contra el Consulado iraní en la capital de Siria, Damasco, y que no conocía este posible movimiento «de antemano».
«Aún no tenemos confirmación del estado del edificio atacado en Damasco. Cualquier ataque confirmado a una propiedad que sea, en realidad, una instalación diplomática sería motivo de preocupación para Estados Unidos», ha explicado Wood.
En este sentido, ha recordado ante el Consejo de Seguridad que tanto las misiones diplomáticas como sus bienes, así como las residencias diplomáticas oficiales, «deben ser protegidas incluso y especialmente en tiempos de conflicto armado».
«Irán y sus grupos aliados y deben evitar una escalada de tensiones en la región. Desde el ataque terrorista del 7 de octubre contra Israel, Estados Unidos ha advertido repetidamente a Irán que no aproveche la situación para intensificar su guerra de larga duración contra Israel y otros actores», ha resaltado.
Asimismo, ha detallado que grupos armados, algunos de ellos «respaldados por el régimen sirio e Irán», han utilizado territorio sirio para lanzar ataques contra Israel, así como contra instalaciones y personal militar de Estados Unidos.
«A lo largo de la ‘línea azul’, el grupo armado Hezbolá, respaldado por Irán, ataca a Israel con regularidad. En el mar Rojo, los hutíes respaldados por Irán han violado el Derecho Internacional y han atacado repetidamente aviones comerciales», ha indicado.
Wood ha explicado que Washington ha «tomado medidas en defensa propia» para responder «a los ataques contra el personal militar estadounidense que lleva a cabo operaciones contra Estado Islámico en Siria e Irak». «No dudaremos en defender a nuestro personal», ha sentenciado.
Al menos catorce personas fallecieron por un ataque el lunes atribuido a Israel sobre el Consulado iraní en Damasco, la capital de Siria. Entre los fallecidos hay siete miembros de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán y varios sirios miembros de una milicia afín a Hezbolá.
En concreto, entre los fallecidos se encuentran los generales Muhamad Reza Zahedi y Muhamad Hadi Haj Rahimi, «dos comandante veteranos de guerra y altos asesores militares en Siria». El edificio destruido era utilizado como residencia oficial del embajador iraní, Hosein Akbari. Tanto él como su familia están ilesos.