La portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Adrienne Watson, ha celebrado este jueves el reciente anuncio de Israel sobre la apertura del puerto de Ashdod y del paso de Erez, en el norte de la Franja de Gaza, como medida destinada a aumentar el flujo de ayuda humanitaria, decisión que se ha producido tan solo unas horas después de que Washington advirtiese con un cambio en su política en caso de no ver «los cambios que necesita» la situación en el enclave palestino.
«Acogemos con satisfacción las medidas anunciadas esta noche por el Gobierno israelí a petición del presidente (Joe Biden) tras su llamada con el primer ministro (Benjamin) Netanyahu», ha asegurado. Asimismo, ha pedido que la promesa de la apertura de estas rutas, así como la de incrementar el flujo de asistencia proveniente de Jordania a través del paso de Kerem Shalom, en el sur, «deben aplicarse rápidamente y de forma plena».
La portavoz ha insistido en que la política de la Casa Blanca respecto a Gaza está «determinada por la evaluación de la acción de Israel» respecto a la entrega de ayuda humanitaria y a la protección de civiles y trabajadores humanitarios, según reza un comunicado.
«Estamos dispuestos a trabajar en plena coordinación con los Gobiernos de Israel, Jordania y Egipto, con Naciones Unidas y las organizaciones humanitarias, para garantizar que estas importantes medidas se apliquen y den lugar a un aumento significativo de la ayuda humanitaria que llega a los civiles en extrema necesidad en toda Gaza en los próximos días y semanas», ha añadido.
Tanto Biden como el secretario del Departamento de Estado, Antony Blinken, han instado a Israel a tomar medidas «específicas, concretas y mensurables» para «abordar los daños civiles, el sufrimiento humanitario y la seguridad de los trabajadores humanitarios».
El Ejército de Israel lanzó una ofensiva sobre la Franja de Gaza a raíz de los ataques del 7 de octubre por parte del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), que dejaron 1.200 muertos y 240 rehenes, de los que ya han sido liberados un centenar.
Desde entonces, las autoridades palestinas han denunciado una grave crisis humanitaria y notificado la muerte de más de 33.000 personas, a las que se suman en torno a 440 fallecidos en Cisjordania y Jerusalén Este por las acciones de las fuerzas de seguridad y de colonos israelíes.