Javier Herrero.
Madrid, 3 abr (EFE).- Traspasada la barrera biológica de los 50 años, el músico Jairo Zavala ha encontrado como Depedro un ‘Lugar perfecto’. Así se llama su nuevo disco, que es una reivindicación del error y de los nuevos comienzos y que nace de un momento «equilibrado» en lo personal y sin «artificios» en lo musical.
«Me parece triste lo de hacer un ‘disco para festivales'», comenta en un momento de su entrevista con EFE este miércoles en Madrid, a tres días de la salida de su noveno disco de estudio y ante un hábito cada vez más extendido entre algunos de sus colegas de profesión.
‘Lugar perfecto’, que lanza con Calaverita Records tras acabar su etapa en Warner y que toma el relevo al directo ‘Antes de que anochezca’ (2022), es todo lo contrario: un álbum de diez canciones reposadas, muy acústico y con pocos atisbos de electricidad, lo contrario a lo que podría pensarse que funcionará en un macroevento.
«Dicen que la experiencia te hace dar un paso atrás y aprovechar mucho tu energía. Yo estoy en un momento -me sorprende decirlo- más equilibrado personalmente, entonces no necesitas ningún artificio. Por eso me he dejado llevar hacia donde la canción me emocionara a mí, porque, si lo hacía, emocionará a alguien más», explica Zavala (Madrid, 1973).
Se trata de un disco «ideológicamente conceptual», en el que varios temas se ven salpicados por la misma premisa del sencillo ‘Ojalá el amor nos salve’: «A veces el cambio personal es el motor más potente».
«Muchas de las canciones tienen gotas de eso, del valor de lo cercano, de cambiar tu entorno más próximo en lugar de estar pensando en banderas que quieren cambiar el mundo y de asaltar el cielo», cuenta.
El lugar al que se refiere el título del álbum y del primero de sus cortes no es un espacio geográfico, sino un momento personal que lo que hace precisamente es abrazar la imperfección. «Ahora solo se destaca lo fabuloso, el humano sin error. Yo pongo el foco en el derecho a la equivocación y a los nuevos comienzos, en la grieta en la que me tropiezo, en el proceso y no en la inmediatez».
Para producirlo, este defensor del diálogo creativo buscó la ayuda externa del venezolano residente en México Gustavo Guerrero. El resultado es un disco que funciona como «homenaje al folclore latinoamericano» gracias al uso de instrumentos como congas y quijadas de burro, muy empleado en Perú.
El tributo a la tierra de su padre también se percibe en letras como la de ‘Niño con piel de cuero’, una metáfora de todo lo que le gusta de América. «Te das cuenta de lo maravillosas que son sus gentes y su mirada, con una cordillera que inspira, que en vez de separar une culturas», subraya.
En la misma línea, uno de los temas más emocionantes es ‘Lo que va pasando’, «muy influenciado indirectamente por las culturas mesoamericanas y la cosmovisión, porque allí en el lenguaje de los pueblos originarios no incluyen el yo».
Este disco que no se concibió para ser pasto de festivales ya ha sonado en dos, el SanSan de Benicássim (Castellón) y el Vive Latino. «Y paradójicamente he visto que estas canciones funcionan muy bien en un entorno grande, creo que por la diferenciación», indica.
Ese formato será en el que seguirá presentando este verano su nuevo material, con paradas como las del zaragozano El Bosque Sonoro entre el 7 y el 9 de junio, el Río Babel de Madrid el 5 julio y el Cruïlla de Barcelona entre el 10 y el 13 de ese mes.
Además, como viene haciendo desde hace años, volverá a ofrecer conciertos por Europa. «Hay grupos españoles que me preguntan cómo pueden ir ellos también. La cosa es que si te inspiras mucho en tal grupo inglés, van a contratar a ese grupo, no a ti. Para mal o para bien, Depedro tiene una identidad propia», remacha orgulloso. EFE
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