El hecho puso en duda los mecanismos de seguridad y prevención dentro y fuera de la misma cárcel – crédito Inpec/sitio web
En una insólita revelación, Jorge Alejandro García Arango, alias ‘Álex’, integrante de la organización criminal La 38 en Medellín y condenado a una pena de 48 años y cuatro meses de prisión, logró mantener una mascota, un perro de raza píncher, dentro de las instalaciones de la cárcel de Picaleña en Ibagué.
Este hecho, descubierto recientemente por un operativo del Gaula de la Policía y revelado a través de un chat interno de la guardia del penal, ha causado asombro por la aparente complicidad de los guardianes con el recluso para introducir y esconder el animal dentro de la prisión, según lo informó Semana.
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Según informó Semana, fue a través de un mensaje de Whatsapp que decía “Buenas tardes, señores y seguimos de mal en peor, ahora en tráfico de animales, cómo es posible que esta mañana en operativo en el patio 32 fue decomisado un perro”, que se dio a conocer la información.
Este sería el perrito, pincher, encontrado en la incautación – crédito foto suministrada a Semana
El asombroso hecho de que García Arango haya podido vivir con su mascota en prisión plantea interrogantes sobre la seguridad y los controles internos en el centro penitenciario. Según fuentes consultadas por Semana, el perro pudo haber sido introducido “maletado” y mantenido oculto con la colaboración de algunos miembros del personal de la cárcel de Picaleña.
La capitán Yeimy Casallas, comandante de vigilancia del penal, participó en el operativo que llevó al descubrimiento del animal. Este incidente no solo subraya la influencia que García Arango, condenado por el asesinato de los hermanos Jhony Wilder y Billy Holguín Arana en 2009, mantenía dentro de la cárcel, sino que también revela problemas significativos en la gestión de la institución carcelaria.
El caso de García Arango evidencia no solo la capacidad de los reclusos de alta peligrosidad para continuar ejerciendo poder dentro de las prisiones, sino también las fallas en los sistemas de seguridad y control.
Jorge Alejandro García Arango fue condenado por el asesinato de dos hermanos – crédito Colprensa
Se ha solicitado una investigación más profunda para entender cómo fue posible que el perro permaneciera sin ser detectado por tanto tiempo y para identificar a los responsables de permitir la entrada del animal. La situación abre un debate sobre la necesidad de fortalecer las medidas de seguridad en las cárceles colombianas para prevenir casos similares en el futuro.
Tras conocerse esta noticia, en redes sociales usuarios realizaron bromas, afirmando que era un perro de asistencia emocional para el criminal recluso en la cárcel.