Constanza Schwartz, en una instalación para ir más allá del infinito
“La objetividad es un proyecto inalcanzable” comienza el texto conceptual de Graciela Peyrú, que acompaña Más allá del infinito, la poderosa instalación de Constanza Schwartz, en Ungallery.
Como en una muestra inmersiva pero sin la presencia de pantallas, el espectador se pierde en un espacio sin tiempo, en un microclima oscuro de escasas luces bajas, sonidos estrepitosos y texturas prominentes que se expanden por doquier. ¿Dónde está la obra? Y el visitante se lanza al interior por caminos de arena, pseudoplantas que emergen del suelo, estructuras metálicas, cables, ¿cables? y luces titilantes.
Hay que agacharse e ingresar por un tubo a tientas sin saber si se trata de un reactor nuclear, un aire acondicionado industrial o el centro de un volcán. El espectador huele, siente, recorre, deambula en un bosque ¿O en una fábrica? Busca, ¿qué busca? Todo le resulta familiar y al mismo tiempo desconocido. Llega al centro y en una ensordecedora oscuridad comienzan a iluminarse unas columnas o plantas acrílicas, una a una de forma inesperada, dando alivio. Un alivio necesario y acogedor que vuelve al cuerpo: estar ahí en plena presencia, absorbido por un universo que es ajeno y al mismo tiempo, absolutamente propio.
«Más allá del infinito» se presenta en la Galería Ungallery
A partir de lo que Schwartz llama subjetivismo escénico, la artista crea una experiencia intensa y profunda, una obra total, en la que se manifiesta la tensión existente entre la tecnología y la naturaleza, y el lugar que ocupa cada individuo en esa relación.
“Me agarro siempre de la corriente del constructivismo social, desde lo filosófico, psicológico y artístico, en esta idea de cómo podemos potenciar todos estos sentidos en conjunto y que todo se eleve hacia el infinito (haciendo una retórica del título). Cada persona tiene su interpretación y esta experiencia está hecha para todos y para la convivencia de ideas. La objetividad no existe, es un proyecto fracasado”, afirma en diálogo con Infobae Cultura.
La propuesta crea un ambiente artificial que necesita de la inteligencia emocional porque sólo a través de ella -y no al revés- será posible asumir la responsabilidad necesaria que tienen los individuos sobre la realidad en la que habitan. Es una obra para pensar. Y en un mundo saturado de información, eso es un desafío y un privilegio. “Como ciudadana del siglo XXI me di cuenta lo poco conscientes que estamos frente a los efectos de la radioactividad y las consecuencias que puede tener en miles de sentidos y cómo eso dialoga con la comodidad que le tenemos a la naturaleza industrial donde llega un punto donde no diferenciamos entre lo natural y artificial, o lo orgánico e inorgánico”, reflexiona la artista.
La propuesta crea un ambiente artificial que necesita de la inteligencia emocional
La muestra además, establece un lazo visual con otras piezas de los artistas estables de la galería. Obras de Miguel Ángel Vidal, Jorge Miño y David Petroni, se resignifican para una nueva lectura posibilitada por esta experiencia. “Esta obra es tan abarcativa del espacio que también dialoga con otra sala que tenemos arriba, que es un espacio más tradicional”, cuenta Paola Iorio, directora de Ungallery.
La galería, oriunda de la tradicional calle Arroyo desde el año 2016, llegó a La Boca a finales del 2022, en el aluvión artístico que comenzó a recibir el barrio sur por esos tiempos y que hoy continúa vigente. Se trata de una galería que se enfoca en proyectos curatoriales más allá de lo meramente comercial, con un enfoque en lo contemporáneo. Con respecto a la programación, Iorio afirma: “Generalmente abro el año con un artista joven y le doy total libertad para que pueda hacer una obra en un espacio gigante como es este”.
Siguiendo con Más allá del infinito, la propuesta llevó mucho tiempo de montaje e implicó a otros profesionales de distintas áreas. “Yo siempre fui muy curiosa con lo polisensorial. Entonces, me pregunté: ¿Cómo puedo traer esta experiencia al campo de las artes? Por eso surge esta instalación en cuanto a sentidos, porque creo que la existencia de la co-creación permite que el espectador pueda conectar desde múltiples aristas”, cuenta Schwartz.
La muestra además, establece un lazo visual con otras piezas de los artistas estables de la galería: Miguel Ángel Vidal, Jorge Miño y David Petroni
Y es que la obra contó con co-creadores de las más diversas disciplinas: Graciela Peyrú en el acompañamiento conceptual, Matías Kroitor en arte lumínico, Francisco Rousset Osio en el diseño sonoro, Manuela Ihan en producción de escena y diseño lumínico, Juna Barouille en producción artística, Lucas Menendez en dirección de sonido y Marina Kurcbart en producción.
Constanza Schwartz nació en Buenos Aires, en 1999. Es Licenciada en Diseño de Espectáculos en Escenografía y Dirección Cinematográfica en Dirección de Arte por la Universidad de Palermo. Es una artista que busca crear obras de arte experienciales e interactivas. Para ello, desarrolla un lenguaje visual que atraviesa corporalmente los cruces entre la instalación, la arquitectura, la escultura, el dibujo, el video, el diseño lumínico, el diseño sonoro y los aromas. Su foco es generar espectáculos totales en las cuales el espectador pueda vivir una experiencia singular y única trabajando la búsqueda de la dilución de las líneas divisorias entre lo artístico y lo cotidiano, lo real y lo virtual, lo público y lo privado, la imagen y el símbolo para así generar paralelismos y establecer intentos de mirada introspectiva sobre nuestros vínculos como humanos.
En palabras de Schwartz: “Uno como espectador tiene que estar siempre consciente de su inserción en su entorno, mientras esté guiado con la subjetividad, en todos los aspectos de la vida. La objetividad nos ha llevado a la guerra y a los más diversos conflictos. No hay una sola versión de las cosas sino una multiplicidad eterna”.
*La muestra “Más allá del infinito” puede visitarse hasta el 16 de abril en Ungallery, Ministro Brin 1335, La Boca.