Imagen de un perro raza Border Collie (Pixabay)
El Juzgado Penal número cuatro de Pamplona ha sentenciado a un hombre a seis meses de prisión y a pagar una indemnización de 2.320 euros por un delito de maltrato animal. El acusado le propinó dos patadas en el costado a un perro de cinco meses, provocándole la muerte.
Los hechos ocurrieron el 20 de octubre del pasado año. El dueño del cachorro, un Border Collie que pesaba ocho kilos, le propinó varias patadas, motivo por el que cachorro sufrió una hernia abdominal que requirió tratamiento con analgésicos, antiinflamatorios, antibióticos y una cirugía. A pesar del ello, el perro falleció el 2 de noviembre a causa de una necrosis en la zona afectada que le provocó una septicemia.
Según el magistrado, la conducta del acusado fue “excesiva” y considera que “podía haberlo echado de su propiedad por métodos menos lesivos (agua e incluso empujándolo con una escoba o similar), o incluso podría haber llamado a la policía para que se hubiera hecho cargo del cachorro con la consiguiente sanción a su dueño por llevarlo suelto”.
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El suceso ocurrió cuando el perro estaba “suelto y sin control de ningún tipo” en el interior de la parcela del procesado. Durante el incidente, el acusado, que caminaba con las manos en los bolsillos, le propinó dos patadas, siendo la segunda de mayor intensidad.
El perro no mostraba comportamiento agresivo ni causaba daños en la propiedad del acusado, y no había personas desvalidas o menores de edad en el lugar que pudieran correr peligro por la presencia del animal.
La defensa pedía absolver al acusado
En el juicio celebrado el pasado 2 de mayo, el fiscal solicitó una condena de nueve meses de prisión por un delito de maltrato animal. La acusación particular, sin embargo, elevó la petición a dos años de prisión, mientras que la defensa abogó por la absolución del acusado.
La fiscalía argumentó que el delito se centraba en las lesiones que posteriormente causaron la muerte del animal, mientras que la acusación particular se enfocó directamente en la muerte del perro. Sin embargo, la defensa alegó que el propósito del acusado no era maltratar al perro, sino simplemente sacarlo de su propiedad. No obstante, el juez rechazó las afirmaciones de la defensa ante la evidencia presentada.
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El magistrado indicó que la edad y el peso del cachorro impiden compararlo con un perro grande que pudiera ser percibido como una amenaza. Además, señaló que el perro no mostró comportamientos agresivos ni causó daños mientras estaba en la propiedad del acusado, y que no había menores presentes que pudieran sentirse intimidados. Así mismo, el mismo cachorro había sido expulsado de la propiedad utilizando una manguera con agua, un método considerado “menos lesivo”.
En su conclusión, el juez subrayó que todos estos factores demostraban que la reacción del acusado fue desproporcionada y presentaba un riesgo real de causar lesiones al cachorro al usar patadas. El juez describió esta acción como “excesiva” y explicó que las evidencias objetivas confirmaron el maltrato.