El flamante mural de David Petroni, junto al que hizo Martín Ron en 2018 y la escultura del artista israelí Yaacov Agam en homenaje a las 85 víctimas del atentado de 1994, en la plaza seca de AMIA
Bajo la dirección del artista plástico David Petroni y la coordinación del departamento de Arte y Producción de la institución, “Colores de AMIA” transformó la fachada de la emblemática sede en el barrio de Once en un enorme lienzo. Esta propuesta cromática simboliza la diversidad de acciones y programas que la organización desarrolla para cumplir su misión social.
La inauguración de “Colores AMIA” tuvo lugar en la plaza seca de Pasteur 633, donde desde hace 26 años se encuentra la escultura del artista israelí Yaacov Agam, que homenajea a las 85 víctimas del ataque terrorista del 18 de julio de 1994.
En esa misma plaza se erige “El Muro de la Memoria”, una obra monumental creada en 2018 por el artista Martín Ron a pedido de la entidad, destinada a honrar a las víctimas del ataque y a renovar el reclamo de justicia.
A partir de ahora, la obra de Agam y el mural de Ron se integran en un diálogo artístico permanente con “Colores de AMIA”, una innovadora propuesta visual inspirada en los valores de la institución. Esta inauguración forma parte de las actividades conmemorativas por los 130 años de la fundación de la entidad.
El gran rabino de la AMIA Eliahu Hamra y el autor de la obra, David Petroni, en el momento de inaugurar el mural «Colores de AMIA» en el marco de la celebración de los 130 años de la mutual judía, A la derecha de Petroni, Daniel Pomerantz, director ejecutivo de AMIA; Gabriel Gorenstein, secretario general de la institución y Gustavo Pelizzari, CEO de Laboratorio ELEA, uno de los donantes de la obra
“Los colores de esta nueva obra representan simbólicamente muchas cosas. En primer lugar, la diversidad de ideas, de edades, de expectativas, de historias que hacen a cada una de las personas que cotidianamente llevamos adelante nuestra tarea en AMIA”, expresó Daniel Pomerantz, director ejecutivo de la entidad, en el acto de inauguración de la intervención artística. “Hay una diversidad vibrante de programas, proyectos y actividades que diariamente se suceden en esta casa y que tienen a miles y miles de personas anualmente como receptores y destinatarios”, agregó.
Como se sabe, AMIA fue creada el 11 de febrero de 1894, para satisfacer las necesidades de los primeros grupos de inmigrantes judíos que llegaron al país. La creación de un cementerio comunitario fue una de las primeras acciones que se llevaron a cabo. Con el correr del tiempo, la institución fue ampliando sus ámbitos de incidencia. Hoy AMIA impulsa e implementa iniciativas y programas solidarios en el ámbito del servicio social, la educación, la cultura, el arte, la creación de empleo, la responsabilidad social empresaria, la integración de personas con discapacidad, la promoción de los derechos de las personas mayores, de la infancia, y otros espacios.
En palabras de Amos Linetzky, presidente de la institución, “la AMIA es aquello que hace todos los días, lo que ha venido desarrollando desde su creación, y hay una palabra que la define en su totalidad: vida. La AMIA es vida. Trabajamos para reparar el mundo cada día. Eso es lo que hacemos adentro del edificio y queríamos que también esté representado simbólicamente en el exterior de nuestra casa”, resaltó el titular de la entidad.
«No se trataba de decorar un edificio, sino de representar la piel de una institución”, explicó el director de Arte y Producción de AMIA Elio Kapszuk, recientemente destacado por la Legislatura porteña como Personalidad Destacada de la Cultura
“¿De qué color es la solidaridad, la cultura y la educación? ¿De qué color es la identidad, los valores y la continuidad? Cuando le propusimos a David Petroni hacer la intervención, sabíamos que no se trataba de decorar un edificio, sino de representar la piel de una institución”, explicó, por su parte, el director de Arte y Producción de AMIA, Elio Kapszuk. “Podemos no saber de qué color es cada cosa pero si sabemos que no es monocromático.”
La intervención artística de la renovada fachada de AMIA fue posible gracias al apoyo de Laboratorio Elea, familias Taraciuk y Oppel, Sinteplast y El Galgo, a quienes se les agradeció especialmente en el acto de inauguración realizado esta mañana, y que fue conducido por el secretario general de la institución, Gabriel Gorenstein.
El trabajo le fue encargado al artista plástico argentino David Petroni, de 40 años, que trabajó para esta obra con la asistencia de Juanra Jiménez, Pablo Lange de Angelis y Lucas Machado D’Amico.
El artista David Petroni junto a su obra
Petroni, que vive en Buenos Aires, estudió diseño gráfico en la Universidad de Buenos Aires (FADU) y artes visuales en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Su práctica incluye espacios urbanos (murales) y talleres, que van desde la pintura al grabado pasando por el volumen tridimensional. Su investigación estética semi-abstracta está marcada por un universo con una mirada sensible alrededor del hombre, “es siempre el hombre quien contempla y manifiesta el universo”, utilizando así las leyes de composición que muestran la naturaleza para llegar al punto unificador de los seres vivos. Con esa impronta, realizó trabajos en Buenos Aires, Río de Janeiro, París, Lisboa, Roma, Gdansk, Barcelona, Miami y Jacksonville, entre otras ciudades.
En la presentación, Petroni señaló: “Hace aproximadamente un año y medio, AMIA me convocó para contarme su idea de pintar la totalidad del edificio. Me pareció que podía llegar a ser algo muy impactante a nivel artístico. A partir de ahí, comenzamos a desarrollarla; tuvimos varias idas y vueltas, pero lo fuimos construyendo colectivamente”.
Así se ve ahora el edificio de la AMIA desde la calle Pasteur
“A principios de este año, empezamos a darle forma más concreta y a pulir los detalles. En el mes de mayo, a pesar de las lluvias, del clima adverso y de algunos feriados, avanzamos bastante. Para mí fue un placer, porque el trabajo fluyó muy naturalmente”.
También contó cómo hicieron para plasmar el monumental mural: “La obra se realizó con unos balancines para poder trabajar en altura. Además, tuvimos dos equipos y tres asistentes, que son muy amigos míos, lo cual me generó mucho placer compartir con ellos este proyecto. Fue algo muy placentero y, en este momento en que se ve concretado, empieza a tomar la dimensión conceptual, artística y estética que tiene una obra de este tamaño”.
Por último, Petroni indicó: “Estoy muy agradecido por la confianza que AMIA depositó en mí y por permitir que mi visión artística pueda perdurar a lo largo del tiempo, ya que la gente va a tener una relación cotidiana con la obra. Tengo un poco esa sensación de que ya no me pertenece; ahora es de AMIA y de la gente que convoca. Simbólicamente, esta obra tiene mucho valor porque al celebrarse los 130 años de AMIA, desde el arte también se puede interpretar la idea de festejo”.