Río de Janeiro, 21 abr (EFE).- El expresidente brasileño Jair Bolsonaro (2019-2022) recibió este domingo una nutrida muestra de apoyo durante la marcha que convocó en Río de Janeiro para defender la democracia y la libertad de expresión, en medio de una disputa entre la Justicia de su país y el magnate Elon Musk por censura y desinformación.
El líder de a ultraderecha estuvo acompañado de miles de seguidores que se congregaron frente a la playa de Copacabana vestidos con camisetas verdes y amarillas, los colores de la bandera brasileña, enarbolada como símbolo de patriotismo por los bolsonaristas.
No obstante, la cita en la capital fluminense, principal fortín político de Bolsonaro, fue visiblemente menor que la realizada dos meses atrás en São Paulo, donde unas 185.000 personas lo acompañaron en la Avenida Paulista.
El líder de la ultraderecha brasileña llegó confiado al encuentro por las tensiones que ha provocado el multimillonario dueño de la red social X tras las críticas a Alexandre de Moraes, el magistrado de la Corte Suprema de Justicia que lidera las investigaciones en su contra.
El juez, que tiene a Bolsonaro en la mira por su presunta participación en la intentona golpista que buscó derrocar el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en enero de 2023, fue acusado por el multimillonario de censurar las redes sociales.
Fue precisamente ese tema el que centró el discurso del líder de la ultraderecha brasileña, que defendió la libertad de expresión y exaltó a Musk, de quien dijo tuvo «el coraje de mostrar con algunas pruebas» hacia dónde se dirigía la democracia del país.
En su discurso, el exmandatario posó como víctima de «la persecución» y «la cobardía» de quienes quieren verlo lejos de la causa política, y despotricó contra el Gobierno de Lula, a quien acusó de ser un «amante de la dictadura».
Al igual que lo hizo en São Paulo, el ultraderechista volvió a defenderse de las acusaciones que recaen sobre él por «incitar» a sus seguidores a invadir violentamente las sedes de los tres de poderes el 8 de enero del año pasado y pidió amnistía para quienes participaron en los actos, aunque evitó mencionar explícitamente al magistrado De Moraes o al máximo tribunal de justicia.
Ese trabajo lo dejó en manos de Silas Malafía, el influyente pastor evangélico aliado de Bolsonaro, que despotricó del Supremo, llamó a De Moraes «dictador de la toga» y hasta cargó contra los militares.
En Copacabana, Bolsonaro estuvo acompañado por su esposa, tres de sus hijos y varios aliados políticos en medio de una multitud que entre banderas de Brasil e Israel coreaba sin cesar «no a la dictadura», «libertad para Brasil» y «Lula ladrón su lugar es la prisión». EFE
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