Pasadas las 14.00 horas de este lunes Antonio Tejado abandonaba la cárcel de Sevilla 1 tras 98 días en prisión provisional por su presunta implicación en el robo a la casa de su tía María del Monte. Algo más delgado, muy serio, cabeza alta y mirada al frente, el ex de Rosario Mohedano evitaba hacer declaraciones a la prensa y, a paso rápido, se metía en el coche que le aguardaba a las puertas del centro penitenciario.
Sin embargo, sí lanzaba un mensaje a través de su look. Unos vaqueros y una sencilla camiseta de algodón blanco -símbolo de la inocencia- con un significativo texto en la espalda que no ha pasado desapercibido: «If y’all weren’t here, i’d be crying», que traducido al español significa «si todos vosotros no estuvieseis aquí, yo estaría llorando». ¿Mensaje a navegantes para revelar cómo se encuentra en estos momentos?
Sin tiempo que perder, Antonio se dirigía con su abogado a un popular restaurante de Sevilla, donde le esperaban su madre, María José García, su hermano Chema Tejado, y su novia Samara Terrón para celebrar en familia su libertad provisional. Una comida que se extendió durante varias horas y de la que apenas ha trascendido ningún detalle, aunque sí sabemos que hubo emoción y muchas lágrimas tanto por parte del sobrino de María del Monte como por parte de sus grandes pilares durante su paso por la cárcel.
Dejando claro que su intención es mantenerse en silencio y no conceder ninguna entrevista a pesar de que ha recibido jugosas ofertas por parte de varios medios de comunicación, Antonio abandonaba el restaurante ‘escoltado’ por Fernando Velo y por su pareja y, esquivando a las cámaras, rápidamente subía a la parte trasera de un coche sin contar cómo han sido sus primeras horas en libertad provisional.
Ha sido su abogado el que una vez más ha ejercido de ‘portavoz’ para revelar que Tejado se encuentra «bien». «No voy a decir nada, por favor, yo no tengo nada que ver con todo esto» ha zanjado en la misma línea de silencio que su cliente, que en estos momentos tan solo piensa en «descansar», en estar en casa con su familia y en volver a dormir en su cama casi 100 días después.