Al Qaeda, sin la relevancia y el prestigio de antaño más de una década después de la muerte de Bin Laden

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El 1 de mayo de 2011 Estados Unidos anunciaba al mundo la muerte del terrorista más buscado, Usama bin Laden, en una operación de las fuerzas de elite en la localidad paquistaní de Abbottabad. En aquel momento el grupo terrorista que había fundado en 1989, Al Qaeda, no tenía a nadie que le hiciera sombra pese a que habían transcurrido ya diez años desde su gran golpe, los atentados del 11-S.

Más de una década después, Al Qaeda no ha conseguido recuperar la relevancia perdida en detrimento de Estado Islámico, pero el actual conflicto en Gaza parece ofrecer las circunstancias idóneas para que el grupo pueda intentar llevar a cabo un ataque de envergadura que le permita recuperar el prestigio perdido y demostrar que está lejos de ser derrotado por más que siga sin haber confirmado la muerte de su líder, Ayman al Zawahiri, en un bombardeo de la CIA en Kabul en julio de 2022.

En su último informe de finales de enero, el comité de la ONU encargado de hacer seguimiento a las sanciones contra Al Qaeda y contra Estado Islámico, elaborado en base a la información que brindan los servicios de Inteligencia de los distintos estados miembro, ya llamaba la atención sobre el hecho de que la propaganda del grupo parecía haberse intensificado.

«El contexto ha cambiado desde los sucesos del 7 de octubre en Israel y Gaza. La respuesta mediática de Al Qaeda ha sido rápida y clara», señala el documento consultado por Europa Press, en el que se deja claro que los Estados miembro les preocupa que el grupo terrorista «pueda utilizar la situación para recuperar relevancia, aprovechando el descontento popular sobre el alcance de las bajas civiles, y para proporcionar orientación a quienes estén dispuestos a actuar».

«Algunas comunicaciones han hecho hincapié en la obligación de que cada persona actúe en la medida de sus posibilidades», alertaba el informe, que reconocía que aunque era «demasiado pronto para juzgar la eficacia y el impacto de estos mensajes, a los Estados miembros les preocupa que esta forma de enfocar la cuestión pueda inspirar ataques espontáneos a escala mundial».

SIN LÍDER RECONOCIDO

Desde la muerte de Al Zawahiri, la organización «opera sin un líder declarado por primera vez en su historia», subraya Kévin Jackson, director de investigación del Centro para el Análisis del Terrorismo (CAT), en un reciente artículo publicado en CTS Sentinel, la publicación del Centro de Lucha contra el Terrorismo de la academia militar West Point. A esto se suma el hecho de la «falta de éxitos operativos», lo que ha contribuido a generar «la noción generalizada de que Al Qaeda Central se ha vuelto irrelevante y lo seguirá siendo», añade.

Sin embargo, advierte Jackson, el grupo terrorista «ha demostrado una y otra vez ser más resiliente de lo previsto y todavía puede contar con una antigua red de filiales y seguidores para sobrevivir y potencialmente revertir su suerte». «A falta de un líder que simbolice esta nueva era, la organización parece haber priorizado los requisitos de seguridad y las consideraciones políticas sobre los imperativos mediáticos, pese a que sigue estando activa en el apartado propagandístico», añade.

Aunque Al Qaeda no ha querido confirmar la muerte de Al Zawahiri, nadie parece dudar de que su sucesor no es otro que Saif al Adel, un veterano yihadista egipcio. El principal problema yace en el hecho de que Al Adel se encontraría aún en Irán, donde estuvo encarcelado durante años y fue puesto en libertad en 2015. El hecho de que el líder de Al Qaeda se encuentre escondido en el país chií por excelencia y por tanto archienemigo de los suníes genera suspicacias entre los yihadistas.

«La controvertida presencia de la cúpula de la organización en Irán», donde también se encontrarían otros altos cargos como Abdelrahman al Maghribi, yerno de Al Zawahiri y descrito como su ‘ingeniero’, «constituye por tanto un grave desafío a su importancia, lo que la vuelve vulnerable a críticas adicionales por parte de los círculos yihadistas», subraya este experto.

El resto de la cúpula de Al Qaeda se encontraría en Afganistán, donde ahora se beneficia de que los talibán hayan vuelto al poder y donde mantiene estrechas relaciones en particular con los integrantes de la Red Haqqani, si bien también está al tanto de que algunos líderes talibán, como el viceprimer ministro Mulá Baradar, no les ven con buenos ojos.

En el citado informe del comité de la ONU, se indica que Al Qaeda Central contaría con entre 30 y 60 operativos en Afganistán y estaría «reconstruyendo su capacidad operativa», si bien por el momento parece incapaz de «proyectar ataques sofisticado e largo alcance» aunque «sigue siendo una amenaza en la región y potencialmente más allá» a largo plazo.

Pero aunque Al Qaeda haya renunciado a planear ataques terroristas desde Afganistán, sostiene Jackson, esto no significa que la cúpula de la organización «renunciará a actividades en el exterior», como han dejado claro en distintas publicaciones. En un artículo publicado el pasado septiembre, Al Adel defiende que «los muyahidines deben seguir (perpetrando) operaciones grandes y pequeñas para alcanzar sus objetivos».

ATACAR A PAÍSES COMO ESPAÑA, FRANCIA O REINO UNIDO

Por lo que se refiere a los objetivos, Estados Unidos sigue siendo la prioridad, tal y como ha sostenido el propio Al Adel, pero también se pone en el radar a Europa. Según recuerda Jackson, el supuesto líder de Al Qaeda ha dicho que también sería válido atacar «países que ya no son influyentes en el mundo, como Francia, España y Reino Unido, cuya unión está al borde de la disolución». También se han convertido en posibles blancos países como Dinamarca y Suecia por la quema del Corán.

Tras el inicio de la guerra en Gaza en respuesta al ataque de Hamás contra Israel, Al Qaeda llamó a la movilización contra «el enemigo sionista» y a atacar contra intereses estadounidenses y occidentales como muestra de apoyo hacia los palestinos.

«Enfrentada a críticas abiertas desde círculos yihadistas y sin ninguna operación exitosa por su cuenta y ninguna nueva absorción de grupos yihadistas, el actual liderzgo de Al Qaeda Central podría sentir una renovada urgencia de desarrollar planes externos contra objetivos occidentales por sus propios medios y/o mediante sus subsidiarias», alerta Jackson.

Puesto que sus líderes han dejado claro que prevén seguir golpeando a Estados Unidos y otros «enemigos lejanos» y ante la indignación provocada por el conflicto en Gaza, los nuevos líderes de Al Qaeda podrían ver en este tipo de «ataques exitosos de alto perfil contra objetivos occidentales una forma de renovar la relevancia de Al Qaeda Central», añade este experto.

«La marca Al Qaeda ya no goza del prestigio que tenía durante la era de Bin Laden», admite, incidiendo en que la pérdida de sus filiales en Irak y Siria, otrora «su joyas de la corona» le ha privado de su presencia en uno de los principales campos de batalla de la yihad, pero el grupo goza de otras filiales más exitosas.

Así, llama la atención sobre Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), la más activa en la última década en términos de acciones externas con los atentados de Charlie Hebdo en París en 2015 y de Pensacola (Estados Unidos) en 2019. También resalta a Al Shabaab, la filial en Somalia, así como a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y al Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), que opera en el Sahel. «Pese a las presiones de Estado Islámico y otros, estas subsidiarias han dejado claro que no abandonarán la bandera de Al Qaeda».

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